Capitulo 43: Ojos azules

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Una pequeña manta es arrastrada por el suelo, trazando un camino imaginario después de los pasos que van yendo por el pasillo.
Aún trae un par de ojos entrecerrados bajo ese semblante somnoliento pero aún puede llevar una expresión sería, con el ceño levemente fruncido.
Su destino es la cocina y procura no hacer ruido cuando llega al umbral de la puerta y espía sutilmente, asomando la cabeza. Sin embargo, su espionaje no dura mucho más de un minuto ya que lo descubren sin que esa persona que lo hace, se voltee a verlo.

- Buenos días— La voz de Elisabeth, llena el ambiente en el lugar y mientras apaga la cocina, se da media vuelta obligando al espia a salir de su escondite
Trae su manta, sujetada en su mano por uno de los extremos de la misma y aún viste el pijama pero trae una cara de mal humor o lo más parecido posible.
— Ay, ¿Por qué traes esa cara?— la joven se acerca y lo sube a uno de los taburetes. Aún así, el espía malhumorado no suelta su manta y tampoco relaja su ceño hasta que los labios de Beth dejan fuertes y ruidosos besos en sus mejillas y solo esto lo hace sonreír.
— Cariño, te despertaste y no estaba alli. ¿Es por eso?- un par de ojos azules la miran atentamente y es imposible para Beth resistirse a esa mirada y su sola presencia. — Prepararemos el almuerzo juntos, ¿Si, Dante?

— Promesa- Habla el pequeño y se arrodilla en el taburete para alcanzar más la altura de su madre y con ello le devuelve los besos que ella le dió.

— Yo también quiero besos...— Una nueva voz inrrumpe en la cocina, trayendo las mismas fachas que Dante.  — La tía, necesita su dosis de energía de besos...- suelta Isabella y prácticamente roba a Dante de su hermana haciendo que al menos de esta manera Beth pueda servirle el desayuno a su hijo.

Dante ya tiene tres años y medio y aunque las mentiras siguen siendo parte de la vida de Beth en relación a él, Dante es la imágen perfecta de Luca. Desde sus cabellos rubios, el color de sus ojos y su personalidad aún no desarollada del todo pero sus actitudes son muy parecidas a las de su padre. Este niño se ha convertido en la debilidad total de Elisabeth, no puede evitar amarlo tanto, además la mirada de Dante bajo ese azul intenso, es el vivo recuerdo de Luca frente a ella.

Durante estos cuatros años, muchas cosas han cambiado excepto que  Luca no ha podido tocar a su hijo, darle un beso o un abrazo y mucho menos estar con Elisabeth.

La mentira de que Seth es el padre, se ha mantenido todo este tiempo. Ya que luego de esa conversación determinante entre Beth y Seth en la clínica, este último fue a buscar a la joven ese mismo día, más bien, llegó a su casa a la madrugada con un par de ojos cristalinos y un tanto desprolijo en su persona.
Aunque pareciera que tenía mucho que decir, solo se acercó a Beth y con una expresión triste le dijo unas palabras, resumidas en una oración muy sentida...

Aun te amo y por ese sentimiento mantendré  el secreto”

Preocupada por su estado, Beth le aviso a Koen sobre Seth y desde esa visita, no volvió a ver al joven durante los meses que le restaban a su embarazo ya que a las terapias de Seth, se le agrego una crisis que se desató por las lagunas mentales y la presión que sentía, lo hizo reaccionar de manera bipolar. Sentía enojo, tristeza y al parecer un odio intenso por una persona; Luca.
Por esta razón, Koen le pidió a Beth no acercarse a él hasta que se recupere ya que como el doctor de la familia M'Claren, sabía del embarazo, sentía que si Seth no se realizaba el tratamiento adecuado podría llegar a desconocer a Elisabeth y atentar contra ella.

Afortunadamente, las terapias y el estar lejos de Beth lo ayudaron. Más bien, esa lejanía fue su motivación para recuperarse más rápido ya que quería estar cerca de ella y al menos, pudo llegar a volver a ser él a días del nacimiento de Dante.

Con la mentira mantenida, Beth tuvo que aceptar que Luca le diera una casa en uno de los barrios más tranquilos de la cuidad de Los Ángeles. Luca, aceptó que pasará su embarazo en Chicago pero no podía permitir que estuviera lejos de su mirada.
Además, la casa donde está Beth, está rodeado lógicamente de otras residencias; sus vecinos, pero hay algo más detrás de ellos.
La verdad que esconde esa calle en la cual está la casa donde vive Beth, Dante e Isabella es que los "vecinos" son todas personas que trabajan para Luca. A los costados y al frente, simplemente no hay nadie desconocido y por lo tanto es imposible llegar a ellos sin antes pasar por la seguridad que ha puesto Luca.
Además, él cuida cada uno de sus pasos en las sombras.

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