The theacher|| Kookjin

XI

En la tranquila mañana, Jimin se encontraba sentado en el sofá de la sala, perdido en sus propios pensamientos mientras escuchaba atentamente a su amigo. La expresión en su rostro era una mezcla de compasión y confusión, incapaz de comprender completamente la complejidad de la situación en la que Jin se encontraba.

Mientras Jin compartía su carga emocional, Jimin luchaba por reconciliar la imagen del hombre que conocía con la realidad de sus acciones. Por un lado, estaba firmemente arraigado en su lealtad hacia su amigo, dispuesto a apoyarlo en cualquier circunstancia. Pero por otro lado, no podía ignorar el hecho de que Jin había sido infiel a Namjoon, su pareja de tantos años, y ahora se encontraba en una situación aún más complicada al llevar el hijo de otro hombre.

Cada palabra de Jin resonaba en la mente de Jimin, dejándolo con una sensación de desorientación y conflicto interno. ¿Cómo podía reconciliar la idea del Jin que conocía y amaba con la realidad de sus acciones? ¿Cómo podía ayudar a su amigo a encontrar la paz y la redención en medio de un torbellino de emociones tan abrumador?

Mientras reflexionaba sobre estas preguntas, Jimin se dio cuenta de que no tenía todas las respuestas, pero eso no lo detendría en su búsqueda para estar allí para Jin en su momento de necesidad. Sabía que no podía juzgar a su amigo por sus errores, pero también sabía que debía estar ahí para ofrecerle apoyo y consuelo en sus momentos más oscuros.

Con un suspiro pesado, Jimin se acercó a Jin y le tomó la mano con ternura, ofreciéndole una sonrisa tranquilizadora. A pesar de la incertidumbre que los rodeaba, sabía que juntos encontrarían una manera de superar los desafíos que tenían por delante. Y en ese momento, eso era todo lo que importaba.

Al salir de la casa del mayor Jimin caminaba por las calles con paso firme pero la mente en un torbellino de emociones. Se dirigía hacia la casa de Namjoon, con quien había quedado en encontrarse para discutir la situación de Jin y el delicado tema del bebé que ahora estaba en juego.

A medida que se acercaba, la tensión en su pecho crecía. Sabía que esta conversación no sería fácil, sobre todo porque las opiniones de Namjoon sobre el aborto y el papel de Jin como padre podrían ser bastante diferentes a las suyas.

Al llegar a la casa, Jimin respiró profundamente antes de tocar el timbre. Namjoon lo recibió con una sonrisa cordial, pero Jimin pudo percibir la tensión en el aire mientras se sentaban para hablar.

La conversación comenzó de manera tranquila, pero pronto se tornó tensa cuando Namjoon expresó sus opiniones sobre el aborto y el futuro de Jin como padre. Jimin se sintió indignado al escuchar las ideas arcaicas de Namjoon, insistiendo en que Jin no podía abortar y que él se encargaría de mantener a la familia mientras Jin se dedicaba al hogar y al cuidado del bebé.

Por dentro, Jimin estaba furioso. ¿Cómo podía Namjoon imponer sus propias creencias y expectativas sobre Jin de esta manera? No podía entender cómo su amigo podía ser tan insensible ante la difícil situación en la que se encontraba Jin, ni cómo podía ignorar completamente los deseos y necesidades de Jin en favor de sus propias ideas preconcebidas sobre la paternidad y el deber.

Con cada palabra que salía de la boca de Namjoon, la frustración de Jimin crecía. Sabía que tenía que defender a Jin y luchar por lo que creía que era lo mejor para él, incluso si eso significaba enfrentarse a Namjoon en el proceso.

Con determinación en su mirada, Jimin se preparó para hacer oír su voz y defender a su amigo contra las ideas retrógradas de Namjoon. No permitiría que nadie, ni siquiera el propio Namjoon, dictara el destino de Jin y del bebé que llevaba en su vientre.

Namjoon frunció el ceño, visiblemente molesto por la intervención de Jimin.

- Pero Jimin, ¿no ves que Jin tiene una responsabilidad con ese bebé? No puede simplemente optar por el aborto y seguir adelante como si nada. Ser padre es un compromiso serio, y él tiene que enfrentarlo -dijo Namjoon, levantándose de su asiento.