Epílogo

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La risa de Seokjin resonaba, clara y alegre, mientras Jungkook le contaba historias de su tiempo en el hospital. El tiempo juntos siempre parecía volar, y Seokjin amaba cada segundo que compartían. A pesar de las inseguridades iniciales debido a su diferencia de edad, con el tiempo ambos habían enfrentado y superado todas las adversidades que la vida les presentó.

—¿Quieres ir a dormir? —preguntó Seokjin una vez que su risa se calmó y escucho un pequeño bostezo. Su rostro aún iluminado por una sonrisa y el de Jungkook lucía cansado. —¿Estás seguro de que no quieres descansar un poco? Acabas de regresar de una guardia.

—Estoy bien —respondió Jungkook, dándole un beso mientras lo abrazaba fuertemente—. Solo quiero tenerte entre mis brazos.

Seokjin suspiró, acurrucándose más cerca de Jungkook, sintiendo la calidez y la seguridad de su abrazo.

—Suena muy buena idea, pero recuerda que mañana iremos con Jimin por el cumpleaños de su hijo.

—Cierto, y el domingo iremos con mi papá —bufó Jungkook, mostrando un ligero cansancio.

—¿Namjoon irá? —preguntó Seokjin, sintiendo una ligera incomodidad al mencionar su nombre.

—Por suerte, no.

—¿Aún sigue peleado con tu papá?

—No, mi papá lo perdonó, pero no quita lo decepcionado que está de él.

Seokjin suspiró, la culpa asomándose en su expresión.

—Lamento que todo esto haya pasado por mi culpa.

Jungkook negó con la cabeza, su mirada llena de ternura y comprensión.

—No fue tu culpa del todo, tú siempre hablaste con la verdad. Además, todo esto nos llevó a estar juntos ahora, y no cambiaría eso por nada.

Seokjin sonrió, sus ojos brillando con emoción. Estar con Jungkook le había dado una nueva perspectiva de la vida, y aunque habían enfrentado muchas dificultades, ahora estaban en un lugar de paz y amor. Sentado en el césped con él, bajo los árboles teñidos de naranja, Seokjin sabía que había encontrado su hogar en los brazos de Jungkook.

Mientras el sol comenzaba a descender, arrojando un resplandor dorado sobre el parque, Seokjin y Jungkook se quedaron allí, disfrutando del momento y de la compañía mutua. Habían llegado lejos desde aquellos días oscuros y ahora, cada día juntos era un recordatorio de su amor y de las promesas que se habían hecho el uno al otro.

Cada día, Seokjin se sentía el hombre más afortunado del mundo al tener a Jungkook a su lado. Su vida había tomado un giro tan inesperado y maravilloso que no podía evitar sonreír al pensar en todo lo que habían superado juntos. Jungkook era su roca, su compañero, y su mayor alegría.

Decidido a hacer algo especial, Seokjin organizó una gran cena para celebrar su aniversario. Pasó días planeando cada detalle, asegurándose de que todo fuera perfecto. Decoró la casa con flores frescas y preparó los platos favoritos de Jungkook. Cuando Jungkook llegó del hospital, estaba agotado pero visiblemente emocionado por la sorpresa.

—¡Feliz aniversario! —dijo Seokjin, abrazándolo con fuerza.

—¡Feliz aniversario, yeobo! —respondió Jungkook, besándolo suavemente.

La cena fue perfecta. La conversación fluía fácilmente, y ambos se miraban con complicidad y amor. Cada gesto, cada sonrisa, hablaba de los años de lucha y amor que habían compartido.

Al llegar el momento de abrir los regalos, Seokjin no pudo contener su emoción. Jungkook le entregó una caja envuelta con esmero. Al abrirla, Seokjin encontró un libro que había estado tratando de conseguir durante meses.

—¡No puedo creerlo! —gritó Seokjin, levantándose de la silla—. ¡Es el libro de mi autora favorita y está firmado! —miró la dedicatoria con una sonrisa enorme antes de lanzarse a besar a Jungkook—. ¡Gracias, gracias!

—Sabía que te encantaría —respondió Jungkook, feliz de ver a Seokjin tan emocionado.

Seokjin entonces le entregó una pequeña caja a Jungkook.

—¿Qué es? —preguntó Jungkook, curioso.

—Ábrela —respondió Seokjin, con una sonrisa traviesa.

Jungkook abrió la caja, encontrándola vacía. Levantó la mirada, confundido, solo para ver a Seokjin sosteniendo una imagen de ultrasonido en sus manos.

—¿Estás...? —preguntó Jungkook, la incredulidad y la alegría mezclándose en su voz.

—Sí —respondió Seokjin, con lágrimas de felicidad en los ojos.

La emoción en la habitación era palpable. Jungkook levantó a Seokjin en un abrazo fuerte y giró con él, ambos riendo y llorando de felicidad.

—¡Vamos a tener un bebé! —exclamó Jungkook, besando a Seokjin repetidamente.

—Sí, un bebé —repitió Seokjin, sus ojos brillando con lágrimas de alegría.

Ambos sabían que ese bebé sería recibido con todo el amor del mundo. La vida les había dado una segunda oportunidad y estaban decididos a aprovecharla al máximo. Cada desafío, cada obstáculo, había fortalecido su amor y ahora, juntos, estaban listos para dar el siguiente paso y construir una familia llena de amor y felicidad.

Esa noche, Seokjin y Jungkook se acostaron abrazados, soñando con el futuro que construirían juntos. La llegada de su bebé marcaba el inicio de una nueva etapa en sus vidas, una etapa que abrazarían con la misma valentía y amor que los había llevado hasta allí.

The theacher|| Kookjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora