XII

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El sonido distante de las sirenas se filtraba en la mente de Jin mientras era cargado en la camilla, sintiendo cada golpe de su corazón resonar en su cabeza. El rostro de angustia de los paramédicos se desvanecía entre la niebla de su conciencia, reemplazado por el eco de sus propios pensamientos tumultuosos.

El interior de la ambulancia era una mezcla de luces parpadeantes y el olor acre de los desinfectantes. Jin se aferraba al borde de la camilla, sintiendo cómo la adrenalina lo envolvía en un abrazo asfixiante. Cada respiración era un esfuerzo, cada latido de su corazón era un recordatorio constante de su vulnerabilidad.

Los minutos se estiraban en horas mientras la ambulancia se abría paso a través del laberinto de calles, acercándose cada vez más al hospital. Jin cerró los ojos, tratando de bloquear el miedo y la incertidumbre que amenazaban con abrumarlo. ¿Qué le esperaba en el hospital? ¿Qué dirían los médicos? ¿Y qué pasaría con su bebé?

Al llegar al hospital, Jin fue recibido por un enjambre de personal médico que lo rodeaba, cada uno moviéndose con una eficiencia metódica mientras lo llevaban a toda prisa hacia la sala de emergencias. Las luces brillantes lo cegaron momentáneamente, pero aún así podía sentir la intensidad del caos que lo rodeaba.

Los médicos intercambiaban palabras en voz baja, sus expresiones tensas y preocupadas mientras revisaban los monitores y revisaban los resultados de los análisis. Jin escuchó fragmentos de conversación sobre un posible aborto espontáneo, su corazón dando un vuelco doloroso en su pecho al procesar esas palabras.

El miedo lo envolvió como una manta fría mientras esperaba los resultados finales. ¿Qué significaría eso para él? ¿Para su relación con Namjoon? ¿Y para el futuro de su bebé? Mientras la incertidumbre lo consumía, Jin se aferraba a la esperanza frágil de que todo saldría bien, aunque en el fondo sabía que las cosas nunca volverían a ser iguales.

El aroma a desinfectante llenaba el aire del hospital, mezclándose con el palpable nerviosismo que se aferraba al corazón de Jin como una garra helada. Estaba recostado en la camilla, rodeado por la fría indiferencia de las paredes blancas y el murmullo constante de la actividad médica a su alrededor. Cada latido de su corazón resonaba en sus oídos, recordándole la fragilidad de su existencia en ese momento.

Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba las palabras sombrías del médico, palabras que anunciaban el peligro inminente de su embarazo y las consecuencias devastadoras de su intento de aborto. Se sentía atrapado en un torbellino de emociones abrumadoras, incapaz de encontrar consuelo en medio de la tormenta que azotaba su alma.

Con un nudo en la garganta, Jin expresó su gratitud a Jungkook por estar allí, por brindarle un rayo de luz en su oscuridad. Y mientras el médico anunciaba que todo estaba en orden, Jin sintió un peso levantarse de sus hombros, una sensación de alivio que inundaba su ser con una calma fugaz.

Cuándo el doctor se marcho fue entonces cuando vio a Jungkook entrar en la habitación, llevando un globo de "mejórate" y un peluche en las manos. El corazón de Jin dio un vuelco al verlo, sorprendido por su presencia inesperada en ese momento de angustia.
Jin se recostó en la cama del hospital, mirando hacia el techo con una expresión sombría, cuando Jungkook se sentó a su lado, sosteniendo un globo y un peluche en sus manos.

—Hola, Jin hyung —dijo Jungkook suavemente, ofreciendo una sonrisa tranquilizadora—. Espero que te sientas mejor.

Jin asintió débilmente, agradecido por la visita de su amigo.

—Gracias por venir, Jungkook —respondió Jin, su voz apenas un susurro.

Jungkook le entregó el globo y el peluche con cuidado.

The theacher|| Kookjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora