XXI

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Después de unos días de relativa calma, la tensión regresó a la vida de Jin cuando recibió una llamada de Namjoon, quien lo citó a una reunión para discutir su relación. Con un nudo en el estómago, Jin se dirigió al lugar acordado, preparándose para lo que sabía que sería una confrontación difícil y dolorosa.

Cuando llegó, encontró a Namjoon esperándolo con una expresión fría y determinada en su rostro. Sin rodeos, Namjoon le propuso a Jin que volvieran a estar juntos, como si nada hubiera pasado, como si pudieran simplemente borrar todas las heridas y los errores del pasado.

Pero Jin se negó, su corazón lleno de determinación y dignidad. No podía volver a unirse a Namjoon después de todo lo que había sucedido, después de todo el dolor y la traición que había experimentado a manos del hombre que una vez amó.

Sin embargo, la negativa de Jin solo pareció enfurecer a Namjoon aún más. Con una mirada fría y calculadora, Namjoon le lanzó una serie de amenazas crueles y despiadadas, dejando claro que no iba a aceptar un "no" como respuesta.

Namjoon amenazó con destruir la vida de Jin, y no solo la suya, sino también la de Jungkook. Prometió cortar el apoyo financiero de Jungkook, dejar de pagar su universidad y asegurarse de que lo despidieran del restaurante donde trabajaba. Era una amenaza clara y directa, una demostración del poder y la influencia que Namjoon tenía sobre sus vidas.

Aterrorizado por las consecuencias de desafiar a Namjoon, Jin se encontró acorralado, sin salida aparente. Sabía que ceder a las demandas de Namjoon sería traicionar su propia integridad y dignidad, pero también temía por el bienestar de Jungkook y el futuro incierto que les esperaba si Namjoon cumplía sus amenazas.

—¿Por qué me haces esto, Namjoon? Tu fuiste quien dijo que no quería saber nada de mi.— interrogó con lagrimas en los ojos

—Soy la burla de todos SeokJin. Soy al que dejaron por su hermano doce años menor.— dijo con rabia mirando al castaño—Eres mío SeokJin y se que está faceta se te pasará. Así que te hago esto más sencillo, vuelve conmigo y olvidaré lo que hicieron.— al no ver contestación agrego —O sufre las consecuencias.

Con el corazón pesado y una sensación de derrota aplastando su espíritu, Jin finalmente aceptó volver con Namjoon, sabiendo que estaba sacrificando su propia felicidad y libertad en el proceso. Era una elección difícil, marcada por el miedo y la desesperación, pero en ese momento, parecía ser la única opción que tenía.

Jin llegó a casa con un peso en el corazón, sabiendo que tendría que enfrentar a Jungkook y darle la noticia que sabía que lo heriría profundamente. Con pasos vacilantes, entró en la habitación donde Jungkook estaba esperando, su mirada llena de expectación y esperanza.

— Jungkook-ah, necesito hablar contigo —dijo Jin con voz temblorosa, sintiendo el nudo en su garganta mientras se preparaba para lo que vendría.

Jungkook levantó la mirada, sus ojos brillando con anticipación y ansiedad. Sin embargo, la expresión de Jin lo hizo fruncir el ceño, una sensación de malestar creciendo en el fondo de su pecho.

— ¿Qué pasa, hyung? —preguntó Jungkook, su voz llena de preocupación.

Jin respiró profundamente, buscando las palabras adecuadas para explicar su decisión. Sabía que no había manera de hacerlo sin causarle dolor a Jungkook, pero esperaba que al menos pudiera mitigar el sufrimiento tanto como fuera posible.

— He tomado una decisión, Jungkook-ah. He decidido volver con Namjoon —dijo Jin, luchando por mantener la compostura mientras veía la expresión de sorpresa y confusión en el rostro de Jungkook.

El corazón de Jungkook se hundió al escuchar las palabras de Jin, una oleada de dolor y desesperación inundando su ser. No podía creer lo que estaba escuchando, no podía aceptar que Jin realmente había elegido regresar con el hombre que los había lastimado tanto.

— ¿Por qué, hyung? ¿Por qué volver con él después de todo lo que pasamos juntos? —preguntó Jungkook, su voz temblando con la emoción contenida.

Jin bajó la mirada, incapaz de enfrentar la angustia en los ojos de Jungkook. Sabía que estaba a punto de lastimarlo aún más, pero no podía decirle la verdad, no podía admitir que había cedido a las amenazas de Namjoon por miedo a las consecuencias.

— Mi corazón... Mi corazón todavía lo ama, Jungkook-ah. Nunca dejaré de amarlo —mintió Jin, sintiendo el peso de sus palabras mientras las decía en voz alta.

El dolor en los ojos de Jungkook fue palpable, una punzada aguda en el corazón de Jin mientras veía la angustia que había causado. Sabía que estaba destrozando el corazón de Jungkook con sus mentiras, pero en ese momento, no podía hacer otra cosa que seguir adelante con su decisión, sin importar el costo emocional que tuviera que pagar.

El dolor que consumía a Jungkook era abrumador, una sensación punzante y aguda que se clavaba en lo más profundo de su ser. Las palabras de Jin resonaban en su mente como un eco doloroso, cada sílaba llenándolo de una angustia insoportable. ¿Era posible que Jin le estuviera mintiendo?, pero ¿Cómo podía ser posible que Jin, la persona a la que amaba con todo su corazón, pudiera mentirle de esa manera? La idea de que Jin pudiera volver con Namjoon, el hombre que lo había lastimado tanto, mientras afirmaba amarlo, era casi demasiado para soportar.

Los pensamientos turbios se arremolinaban en la mente de Jungkook, llenándolo de una tristeza profunda y abrumadora. ¿Acaso todo lo que habían compartido juntos no significaba nada para Jin? ¿Acaso no lo amaba como el pensaba que lo hacía?

Las lágrimas amenazaban con desbordarse de los ojos de Jungkook, su corazón sintiendo como si estuviera siendo destrozado en mil pedazos. El dolor era tan intenso que casi le resultaba difícil respirar, cada inhalación una lucha dolorosa mientras trataba de contener el torrente de emociones que amenazaba con arrastrarlo.

Una sensación de impotencia lo envolvía, haciéndolo sentir como si estuviera atrapado en un torbellino de emociones que no podía controlar. ¿Qué podía hacer él contra los caprichos del destino, contra las decisiones de Jin? Se sentía impotente, como si estuviera siendo arrastrado por las corrientes turbulentas de una tormenta emocional que amenazaba con consumirlo por completo.

En medio del dolor y la confusión, una pregunta persistente seguía resonando en la mente de Jungkook: ¿cómo podría seguir adelante, cómo podría enfrentarse al mundo sin la persona que amaba a su lado y por la que dejó todo? Era una pregunta sin respuesta, una incógnita que lo atormentaba en medio de la oscuridad de su dolor, mientras luchaba por encontrar un rayo de esperanza en un mundo que parecía estar cayendo a pedazos a su alrededor.

Con el corazón pesado y el alma cargada de tristeza, Jungkook se marchó de la casa sin decir una palabra a Jin. Cada paso que daba hacia la puerta era como un peso sobre sus hombros, una carga que se hacía cada vez más difícil de soportar. Se despidió en silencio, su mirada evitando la de Jin mientras luchaba por contener las lágrimas que amenazaban con desbordarse.

Con las pocas pertenencias que tenía embaladas en una pequeña maleta, Jungkook se aventuró en las calles de la ciudad, su corazón lleno de dolor y desesperación. No tenía un destino claro en mente, solo la necesidad de escapar del lugar que alguna vez había sido su hogar, pero que ahora solo le recordaba el dolor y la decepción que lo consumían.

Finalmente, encontró refugio en un pequeño cuarto de apenas 9 metros cuadrados, alquilado a un precio muy bajo debido a su estado deplorable. Era un lugar sombrío y desolado, pero para Jungkook, era un refugio, un refugio donde podía esconderse del mundo y de sus propios pensamientos tumultuosos.

Una vez instalado en su nuevo hogar, Jungkook se dejó caer en la cama desgastada, su corazón pesado con el peso de su dolor y soledad. Las lágrimas brotaron de sus ojos, rodando por sus mejillas mientras el dolor y la desesperanza lo envolvían por completo.

En medio de sollozos ahogados, Jungkook llegó a una dolorosa conclusión: él no estaba hecho para ser amado. Las personas siempre lo abandonaban, siempre lo rechazaban, dejándolo solo en un mar de dolor y desesperación. Era como si estuviera destinado a una vida de soledad y tristeza, condenado a caminar por el mundo sin el amor y el apoyo que tanto anhelaba.

Con el corazón roto y la esperanza destrozada, Jungkook se sumergió en la oscuridad de su dolor, enfrentando la realidad desgarradora de que quizás nunca encontraría el amor y la aceptación que tanto deseaba. Era un destino cruel y despiadado, pero era el suyo, y tendría que aprender a vivir con él, aunque le costara todo lo que tenía.

The theacher|| Kookjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora