Capitulo 15

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"Día de lluvia"

Haber, otra vez.

Rebusque en mi mochila tratando de encontrar la sombrilla que debía de haber traído conmigo, pero lo único que obtuve fue el envoltorio de unas galletas.

¿Lo peor? Es que esas nisiquiera me gustan, esa basura es de las galletas favoritas de mi melliza, debió aprovechar mi distracción para meter el envoltorio en mi mochila.

¡Maldición! Se me hizo tarde como de costumbre y debí haberla dejado en mi habitación.

Las consecuencias de mis actos me persiguen.

A lo mejor esto es un plan de Dios para que sea humilde.

Aunque tampoco es como que me arrepienta, más vale llegar tarde que con sueño, la verdad.

—¿Se te perdió algo?— alguien preguntó a mis espaldas.

Nisiquiera es necesario voltear para reconocer esa voz.

— Olvidé mi sombrilla— dije frustrado.

— Que irresponsable— contestó.— ¿De verdad eres el futuro de nuestro país?

Rodé los ojos.

— ¿Y tú?— contesté de mala gana.— ¿Que haces aquí?

Desvío la mirada y comenzó a jugar nerviosamente con su pulsera.

¡Yo conozco ese gesto!

— También olvidaste la tuya, ¿No es así?— pregunté con burla.— Que irresponsable— repetí sus palabras.

Sus mejillas se pusieron rojas.

—¡Ese no es el punto!— chilló.— ¡Te estoy criticando a tí, no al revés!

Ambos nos quedamos en silencio, mirando la lluvia caer.

Extendí mi mano, dejando que está se mojara por las gotas.

— ¿Hace cuánto no juegas bajo la lluvia?— cuestionó de la nada.

Fruncí el ceño.

— Hace varios años— me alce de hombros restándole importancia.— ¿Por qué?

— Los recuerdos bajo la lluvia son los mejores— habló con emoción.

Nisiquiera me dió tiempo de responderle algo, cuando tomó mi mano y me obligó a salir de mi escondite para ir a los enormes jardines de la preparatoria, empapandonos por completo en sólo segundos.

— ¡Estás loca!— exclamé.

— ¡El agua esta muy fría!— ignoró mi comentario.

Sus risas me contagiaron y ambos reímos alegremente bajó las miradas curiosas del resto de estudiantes.

No sé quién de los dos esta más loco, si ella por correr bajo la fuerte lluvia, o yo por estar enamorado y correr detrás de ella sin pensarlo.

— ¿Podrías soltarme?— exclamé.— Debemos atajarnos.

— ¿Acaso no te estás divirtiendo?— alzó una ceja.

— Dudo mucho que nos divirtamos mientras tragamos medicamentos— traté de razonar.

— ¡Buu!— gritó.— Esta es la mejor forma de sentirse libre, te lo aseguró.

Tomé su muñeca con mi mano disponible.

— ¡Oye!— se quejó.— No se vale soltarse a la fuerza.

No respondí, solamente tomé su mano y entrelace nuestros dedos.

— Si vamos a divertirnos, lo mínimo que puedes hacer es tomar mi mano— contesté con seriedad.

Ella me miró sorprendida, pero después sonrió mientras asentía.

Continuamos caminando durante mucho tiempo más, hablando de tonterías, en medio de risas y bromas tontas.

— ¿Que esa basura de Romeo y Julieta?- hizo una mueca.— ¡¿Acaso no conocen otra obra?! ¡Esa está más quemada que el laboratorio de química!

— ¿Entonces para que audicionaste?— cuestioné.

— Yo no audicioné— respondió al instante.— Cuando me dí cuenta mi nombre estaba escrito en el mural con el papel protagónico y a mí correo llegó el estúpido guión que con tan sólo leerlo me dieron ganas de vomitar.

>> A puesto a que si consultamos a un sindicato podría conseguir una demanda por abuso de contrato, no hace mucho estuve en una obra musical, pero sobre todo, quiero justicia por difundir información personal a cualquiera.

Solté una carcajada por la seriedad con la que mencionó esas palabras.

— ¡Choi Kazuha!— exclamé.— ¡No puedo tomarte enserio si continúas diciendo esas tonterías!

Ella jadeo ofendida, llevando una mano a su pecho.

— ¡Jeon Jihoon!— contestó de igual manera.— ¡Pensé que éramos mejores amigos!

¿Debería estar feliz porqué somos amigos o llorar porque jamás seremos más que eso?

— ¿Entonces que deseas, Playa?

— ¿Que deseo, Dipper?— ella asintió.— Eso es fácil.

— ¿De verdad?

— Claro— tarareo.— Algún día lo sabrás.

Kazuha es elegancia por los vestuarios, joyas y maquillajes lujosos que usa para sus presentaciones, pero también lo es por aquellos movimientos firmes y precisos al bailar, en esa gracia para hacerlo lucir fácil.

Es pasión por la dedicación que pone en cada presentación, en las lagrimas, sudor e incluso sangre durante los ensayos para tener la mejor versión de ella misma sobre el escenario.

Es aquella sonrisa de alegría cuando recibe el reconocimiento merecido por sus actuaciones.

Choi Kazuha es talento.

Ambos brillamos a nuestra manera, cada quién en su mundo, ella destacando por su amor al ballet, mientras yo destacó sobre el resto por mi inteligencia.

Pero al final...

Ambos somos arte.

𝐔𝐧𝐚𝐬 𝐯𝐚𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐜𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora