Cuando era pequeño, mi madre solía decirme constantemente: "La verdadera amistad resiste el tiempo, la distancia y el silencio".
En aquel entonces no lo comprendía, ahora que soy un adulto puedo darme cuenta de toda la verdad que había en aquella fr...
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"Yo también lo siento"
Mi habitación esta un silencio sofocante mientras ambos nos miramos fijamente, demostrando la molestia que sentimos, nada salió como queríamos.
— ¿Por qué pediste disculpas por mis acciones?— cuestioné molestó.— ¡¿Quién te crees que eres para hacer eso?!
— No lo habría hecho si hubieras cumplido con tu parte— respondió el secretario Im.
— Y lo hago— contesté.— Sólo esta vez fallé.
— Con esta vez es suficiente para arruinar todo lo que teníamos.
Revolvi mi cabello en señal de frustración.
— Retira la carta de disculpas— ordené.— Porqué de continuar esta tontería los demás también saldrán perjudicados.
— No lo haré.
— Déjame cumplir con mi parte.
Él dejo caer varios documentos sobre la mesa, no los tome, pero alcance a leer en una hoja "Violencia escolar" y fotos de nosotros molestando al club de literatura.
— Retira la carta— pedí.
— Debiste hacerlo mejor, entonces— contestó con seriedad.— Lo arruinaste, ahora no vengas hacer un berrinche, ya no tienes doce años.
— ¡Te dije que no te entrometieras!— grité.— ¡Nada sale bien porque arruinas las cosas!
La puerta se abrió e ingreso la abuela a la habitación, así que el secretario Im se acercó a ella.
— Nos encargamos que los artículos de violencia escolar no sean publicados en ningún medio— informó.
— Elimina la evidencia— dijo demandante.— No dejes que nada salga de la escuela.
— Como usted diga.
Nuevamente el lugar quedó en silencio, más no por mucho tiempo.
— Seokjin— llamo la abuela.
— ¿Sí?— contesté.
Ella avanzó hacia mí y me tomó de los hombros con fuerza, obligandome a mirarla.
— No hay mejor lugar que una escuela para practicar tus habilidades de gestión sobre las personas— habló con firmeza.— El liderazgo, la tendencia de colocarte como el gobernante que los demás siguen sin objeción.
Asentí lentamente.
— Te daré todo lo que quieras, sin importar que sea— continúo.— Lo único que debes hacer es obedecerme y no ser descuidado.
