Capítulo 4

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Alexander

Conduzco de camino a la ciudad sintiendo mi estómago del revés. Quiero matar a Oliver, pero no puedo hacerlo. Debería estar comiéndome a besos a Hazel, abrazándola y diciéndole todo lo que siento. Ha recuperado la memoria y, por culpa de la situación, no me puedo acercar a ella.

No puedo dar un paso en falso y que le pongan más cargos en su contra, o que a mi me aparten del caso y no poderla ayudar.

Miro de reojo a la mujer que está a mi lado, no para de llorar en silencio. No suelo sentirlo, pero siento lástima por ella.

一¿Dónde te dejo, Anna? 一pregunto cuando entro en la ciudad.

一Cerca del conservatorio Nacional...

No me gusta verla llorar, me hace recordar a Hazel las pocas veces que la he visto haciéndolo.

Pongo una canción en la radio para intentar que se sienta mejor, aunque empieza a sonar una canción de rock que no creo que le guste. Apago la radio y trato de respirar sin soltar ningún ruido, pero fallo y sale como un suspiro.

一Siento que tengas que encargarte de mí, Alexander...

一No es eso, Anna, no tengo ningún problema con ello 一digo sonando convincente, realmente lo pienso一. Es solo que esta situación es desesperante...

Giro un poco la cara para mirarla y sonrío al ver que ya no solloza.

一¿Hazel suele comportarse así? 一pregunto intrigado.

La persona que he visto, no es la Hazel que conozco, es la Hazel que torturó a Benedetto y lo dejó casi parapléjico.

Una mujer poderosa, sin miedo a nada y que no le importa amenazar a alguien para causar terror, porque eso es lo que ha causado en Kante.

Todo el mundo sabe, con todo lo que ha pasado, que Hazel King hace lo que tiene que hacer, sin importar qué.

一No es mi hija la que he visto ahí... 一Su voz suena amarga.

一Cuando mataron a su hijo, Hazel salió corriendo detrás del culpable... Las imágenes que circularon en los noticieros no fue todo lo que ocurrió.

一No te entiendo...

一Hazel alcanzó a Benedetto Marchisio 一recuerdo一. Cuando llegamos al túnel, ella lo estaba torturando.

一¿Torturando? 一pregunta con voz temblorosa.

一No sólo le pegó un tiro en la rodilla para que cayera al suelo, Anna... Le pegó otro tiro en la otra para que no se levantase, le clavó el tacón de las botas en uno de sus hombros y le pegó un disparo en el otro hombro. Tenía hematomas en el cuello de su bota, Hazel intentó asfixiarlo una vez que no podía levantarse.

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