Capítulo 21

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Aviso de contenido explícito muy fuerte. Si eres una persona sensible, ahorrátelo.

Iconoclasta

Hazel

No acostumbro a visitar la Iglesia, aunque me sienta creyente de algo, llámalo Dios, llámalo Diablo. Quizás me acerco más a Lucifer que al padre.

Conecto mi auricular para recibir las indicaciones de mi tío Lev y abro la comunicación con mis hombres para saber lo que ocurre en cada momento.

Estoy escondida detrás de la famosa cruz de Notre Dame, detrás de la virgen y de una columna. No tenía otro lugar en el que colocarme dentro de la catedral. La sombra que se proyecta en esta zona me hace estar en las tinieblas y ver el altar de frente.

Tengo un nudo en el pecho desde que entré, me siento rota y solo tengo ganas de llorar.

Sigues siendo estúpida, Hazel.

Respiro hondo dejándome caer contra la columna y cierro los ojos. ¿Qué podía esperar? ¿Que me esperase? Es que es ridículo. Es evidente que siempre estuvo amando a su ex, fue solo culpa mía por enamorarme de quién no debía.

Siempre es culpa mía por sentir por quien no debo.

Los invitados empiezan a llegar 一dice mi tío. Me giro cubriéndome por las sombras.

Detallo a cada uno de los que llegan, he hecho un reconocimiento rápido de los invitados. En cuanto Marco me informó de lo que Andrea planeaba hacer, sentí que me desintegraba.

No puedo permitir que le suceda nada a Alexander, tampoco a los que van a acudir.

Mi corazón retumba fuerte cuando distingo a mi madre llegar del brazo de... ¿Oliver? Ambos saludan a los hombres de la Cámara que ya han llegado y caminan hacia el primer banco a mi derecha.

¿Están juntos?

No le puedo decir nada a mi madre, pero me resulta extraño. Solo sabía que trabajaba en la central junto a él y los Mayores, no que tuviesen una relación tan... Cercana.

La detallo en profundidad, lleva puesto un hermoso vestido celeste escotado y con caída pronunciada. No es ostentoso, pero le queda espectacular. Es tan hermosa... Parece estar en su salsa saludando a las personas que conoce.

Sé que visitó a mis abuelos, los tengo protegidos también, como a tanta gente... Estoy segura de que sospecha donde he estado, mi madre es tan inteligente que seguro se le ha pasado esa posibilidad por la cabeza. Ella mejor que nadie sabe lo que nuestra familia esconde, no creo que mi padre conociese realmente todos los alcances...

Oliver le besa la mano a mi madre cuando se sienta y se dirige a saludar a alguien en el lado izquierdo. Me fijo en la mujer y la recuerdo del listado, es la madre de Sophia Kristensen, la novia.

Oliver vuelve al lugar y se abraza con varias personas. Reconozco al más joven como Varick Barone, uno de mis tenientes, el único que no conozco y primo de Alexander.

Sus padres, Daniel Barone y Helena André, charlan alegremente con mi madre y con Oliver, mientras que su otro tío, Isaac Barone, habla con los que están en el segundo banco.

Detallo en profundidad a la mujer mayor, con la mirada helada y un vestido insultantemente asombroso. Sé perfectamente quién es, a sus setenta años es una de las leyendas de la central alemana, una de las mejores espías que ha tenido la organización de la CAIF, Luisa Roma Onestini, la madre de Oliver y abuela de Alexander.

Paso mi mirada al banco de atrás. Mis chicas. Sonrío al verlas. Cristina luce tan hermosa junto a Maksim... Mi mejor amigo luce sus medallas con honor, sin escatimar en caricias hacia Cris. Se me pone un nudo en la garganta porque no he podido estar con ellos, tampoco sé cómo está su relación ni si tienen un proyecto de futuro. Y Cass... Cass deslumbra sonriendo hacia su acompañante, está al lado de Dimitri que lleva un traje con pajarita.

ÉreboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora