Capítulo 40

977 84 78
                                    

Juramento de sal

Alexander

Intento concentrarme en los documentos que estoy leyendo, pero el dolor de cabeza me lo hace imposible. Miro mi reloj para cerciorarme de la hora que es y empiezo a guardarlo todo en la caja fuerte.

一¿Te vas, Alexander?

一Sí, Tania.

一¿Te preparo la cena?

一No es necesario, con que limpies es suficiente.

Bajo en el ascensor hacia el garaje y entro en el Mercedes Coupé que estoy utilizando esta última semana. El Ferrari es demasiado llamativo para salir estando como estoy.

Conduzco con prisa hasta el hospital en el que trabaja Dragó y entro en él buscando su consulta. Las mujeres se me quedan mirando cuando paso por su lado y me hacen sentir halagado. Toco, nada más llego a la puerta en la que está su nombre en una placa, y entro en ella sin que me dé paso.

一¡Buenos días, Alexander! 一Deja el análisis que está leyendo.

一Buenos días, Dragó.

Me siento en la silla mientras él termina de trabajar en el ordenador.

一¿Cómo llevas la última semana?

一Jodido.

一Te lo dije 一avisa riéndose一. A ver si ya no cambias más de opinión.

一Ya no cambiaré de opinión de nuevo, ¿te queda mucho?

一¿Tienes prisa? Te dije que debías tomarte unas semanas de descanso.

Esta semana de descanso está siendo una mierda, no puedo estar más aburrido. Menos mal que tengo informes que leer y trabajos que coordinar con la Guardia Sombría, si no, estaría en la mierda.

一Me la estoy tomando.

一Túmbate en la camilla 一me dice y obedezco.

Me bajo el pantalón y me subo a la camilla que tiene el papel puesto. El frío me da en el trasero poniéndome incómodo. Dragó se levanta poniéndose los guantes de látex y se sienta en un taburete frente a mí.

一¿Dolores?

一Horribles.

一¿Te has puesto hielo?

一Sí.

Empieza a toquetear con cuidado revisándome bien, parece bastante conforme porque no hace ningún mal comentario.

一¿Y bien?

一¿Has descargado? 一me pregunta sin responderme.

一No.

一Ve al baño y hazlo. 一Me pasa un botecito y me lo quedo viendo con cara de pocos amigos一. Es rutinario, hazlo rápido.

No rechisto porque sé que tengo que hacerlo. Me pongo el pantalón para sentirme menos desnudo, me encierro en el baño de su consulta y me miro al espejo. ¿Cómo coño me voy a correr yo ahora? Empiezo a tocarme la polla sintiendo algunas descargas que remiten con el paso del tiempo, pero no consigo nada.

Vaya jodida mierda.

Cierro los ojos intentando pensar en algo y a mi mente viene la mujer que me tiene loco de amor. Busco el teléfono en el bolsillo del pantalón y lo enciendo. En la pantalla aparece un mensaje de Oliver y una llamada perdida de Hazel.

Le devuelvo la llamada y espero que me responda.

一Mi Comandante, ¿a qué se debe su llamada?

El pecho me arde cuando me llama así después de tanto tiempo y veo mi reflejo en el espejo con una sonrisa enorme que solo puede sacarme ella.

ÉreboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora