Capítulo 48

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Recuerdos desiertos

Anna

 Ver a mi hija feliz y enamorada es un gusto que jamás pensé ver como lo estoy viendo ahora. También me siento feliz de ver a Alexander así, sus ojos azules brillan con luz propia.

Se hacen brillar mutuamente. 

一¿Vamos? 一me pregunta Oliver acariciándome la espalda.

Me meto en el asiento trasero junto a Luisa mientras que Varick va al lado de su tío. 

一¿Tu hija alguna vez pensó en tener hijos, Anna? 一me pregunta Luisa. 

一No lo hablamos mucho, pero deseo que llegue el día en que sea abuela… 

Me imagino tener una mini Hazel, una niña divertida, atrevida y cariñosa, como cuando era pequeña. Siempre estaba jugando con Zayn, saltando a mis brazos y no despegándose de su padre ni de mí en todo el tiempo que estábamos en casa. 

Se me llena el pecho de orgullo pensando en que mi hija puede tener la felicidad que yo tenía cuando tuve a ambos. Sé que sería la mujer más feliz del mundo y que los defendería con uñas y dientes mejor que nosotros lo hicimos…

一Podría tener un Barone pronto 一comenta Varick divertido en el asiento de delante. 

一Creo que ahora mismo no se lo plantea, la veo con mucho estrés para eso… 

Luisa se me queda mirando extrañada, en sus ojos veo algo que no soy capaz de comprender. Asiente levemente colocándose las gafas de sol y se queda en silencio.

一¿Crees que Simon le guarda rencor a Hazel? 一pregunta Oliver.

一No, la he visto mirarla y creo que ni siquiera se enfadó con ella… 

Veo amor en los ojos de Simon, pero tengo tantas dudas con él. Mi mente está alerta cada segundo del día pensando en ella, en lo que hace y con quién… 

No sé cómo ni cuándo, pero estoy convencida de que hace tiempo que dejó de pertenecer solo al ejército. Cuando Simon se entere, no sé qué pasará, pero nada bueno.

Oliver llega al restaurante y aparca a las puertas, como hacen el resto de furgones. Bajo junto a su madre y miro al resto de la calle, pero no veo a mi hija. 

一Vayamos dentro, hace bastante calor… 

Oliver me sujeta contra él y caminamos juntos hacia el interior del restaurante. El aire acondicionado me pone la piel de gallina y me acaricio los brazos para regular mi temperatura corporal. Oliver se acerca al metre tras la cinta, le hace una leve reverencia. 

一Buenos días, señor Barone, su mesa está lista… 

一¿Pueden poner una silla más? Viene mi nuera. 

Sonrío cuando llama a mi hija así. Me colma el pecho que la considere de su familia.

一Por supuesto, señor, no se preocupe. 

一Esperamos aquí mientras ella y mi hijo llegan. 

El metre da la orden a uno de los camareros y se mueven a alistar la mesa mientras nosotros esperamos en la entrada del restaurante. 

Lo abrazo tímidamente dejando un beso en su mejilla. Él me estrecha fuerte entre sus brazos e inhalo su olor intentando perpetuar este momento lo máximo posible. No sé cuánto podré disfrutar de su compañía, aunque ojalá sea por muchos años. 

一Te quiero 一susurro. 

Acaricia mis mejillas dejando un beso en mi frente, sus ojos azules me miran con adoración contenida. Es un hombre serio, de no mostrar muchos sentimientos, pero me he ganado el premio mayor con él. 

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