Capítulo 44

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Honores

Hazel

Los primeros rayos de la mañana se filtran por las ventanas de mi habitación, al igual que el cantar de los pájaros. El calor corporal de Alexander me alegra el día y me mantengo acariciando su brazo sobre mi vientre.

Aún no se ha despertado, lo siento en su respiración calmada contra mi hombro y el movimiento rítmico de su pecho contra mi espalda. 

Debería estar durmiendo. Acostarme con él en una cama significa dormir solo un par de horas como mucho. Ambos tenemos demasiado ímpetu y pasa lo que pasa. 

Mi teléfono vibra en mi mesita de noche, pero no estiro el brazo para ver. Vuelvo a cerrar los ojos acurrucándome un poco más entre sus brazos dejando que su olor y su calor me envuelva por completo. 

Escucho a Melyssa y a Rasiel reír en el pasillo, deben haberse levantado ya e irán a desayunar. Adrik también debe estar a punto de hacerlo. 

Su brazo en mi vientre se mueve y lo acaricio volviendo a abrir los ojos, me giro con cuidado de que mi pierna no se dañe y veo el bonito azul de sus ojos.

一Buenos días, animalito.

Rozo mi nariz con la suya y dejo un rápido beso en sus labios. 

一¿Cómo está esto? 

Alexander aparta las sábanas y me toca la cara externa del muslo. Noto la venda seca, no creo que haya sangrado. 

一Estoy bien… 

Después de tomarme la pastilla para el dolor, no he tenido ninguna descarga o picor. Alexander me acaricia el vendaje con cuidado, esta vez no hay nada. 

一¿A qué hora tenemos que estar en la base militar?

一Doce de la mañana…

Me separo de él incorporándome y mirando la hora que es. Temprano, pero tengo que llevarlo a su casa para que se vista de gala. 

一Vamos a desayunar…

一¿No quieres que disfrutemos un poco de la mañana?

Besa mi espalda y me empuja hacia atrás para caer sobre el colchón de nuevo. Se acopla entre mis piernas y empieza a dejar besos y lamidas en la piel de mi cuello. 

一No quiero que Adrik entre a la habitación y nos encuentre en una postura… Extraña…

一Podemos taparnos con las sábanas 一susurra contra mi oreja provocando mi risa. 

Se recuesta para asaltar mis senos. Los llena de caricias, mordiscos y chupetones. Atraigo su cara hacia arriba para besarlo y abrazo su cuello para que no se separe. 

一La iniciativa es tentadora, pero no quiero tener que explicarle que así se hacen los bebés…

一Algún día será, cuanto antes, mejor 一gruñe.

Mi teléfono vuelve a vibrar y, esta vez, sí me estiro para ver quién es. 

一Tengo que devolver la llamada. 

Se aparta de encima con un bufido y se vuelve a acostar en la cama. No tapa su cuerpo con la sábana, pone sus manos tras su cabeza y abre las piernas dejándome ver su miembro erecto sin ningún tipo de vergüenza. 

一No te enfades, animalito 一le digo dejando un beso en su mejilla. 

一No me gusta el apodo 一dice con enfado. 

一¿Prefieres que te diga animal a cada rato?

一No 一bufa一. Ve pensando un apodo para mí. 

一¿Y cuál es mi apodo? 一pregunto divertida. 

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