Capítulo 24

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Perfectos mentirosos

Hazel

El corazón se me va a salir del pecho mientras camino de un lado a otro por el parque Hautes-Bruyères en Villejuif. Paseo entre los árboles centenarios que se encuentran en el lugar, intentando tomar todo el oxígeno que puedo. Miro a todas las personas que hay caminando de un lado a otro, intentando encontrar a la persona, pero no la veo.

El calor sofocante y la ansiedad me está dificultando respirar. Camino por la hierba esquivando a las personas que me cruzo, sin jugar con los perros que se me acercan. Tengo un nudo de dimensiones bíblicas en el centro del pecho.

Vuelvo a leer el mensaje que recibí con manos temblorosas y me muerdo los labios inquieta, volviendo a caminar sin rumbo fijo.

<Te espero en el parque en el que volamos nuestra primera cometa>.

No puede ser, es imposible. Me repito.

En cuanto vi la notificación en mi teléfono, no dudé. No me preocupo por nada más ahora mismo. Tengo el corazón a mil releyendo el mensaje sin parar.

Recibo otra notificación.

<Ven al lago>.

Camino hacia allí rápidamente y me fijo en que no hay mucha gente en la zona. Detallo a cada persona que está sentada sobre el césped y sentada en los bancos, intentando cubrirse del sol infernal de Mayo, pero no veo nada que me llame la atención. Me siento en uno de los bancos vacíos y me quedo mirando la superficie del agua, hay patos nadando de un lado a otro en familia.

Familia.

Todo lo siento como una broma macabra. El pato grande picotea a uno de los patos pequeños cuando ve que se queda atrás en el grupo. El resto de patos le hacen un hueco para que se integre, pero él se sigue quedando atrás.

一Hola.

Me levanto de golpe sintiendo la puñalada lenta clavarse en mi estómago. Mi mirada se concentra en el hombre que lleva una chaqueta negra con capucha. Doy pasos lentos hacia él. El pecho se me desboca, la sangre se me congela en el cuerpo.

一Tú...

Su altura superior a la mía me obliga a levantar la mirada. El impacto de sus ojos hace que el corazón se me quiebre. Acaricio la piel de su cara, sigue siendo tersa y la barba sigue ahí, pero más larga.

No es real. No puede serlo.

一Estás muerto... 一digo en un susurro tembloroso.

一Tranquila, Hazel.

No contengo las lágrimas cuando sus brazos me envuelven y me acaricia la espalda para tranquilizarme. Tiemblo con el olor a cítricos, me aprieto más fuerte contra él tocando cada parte de su cuerpo asegurándome de que es real.

Los recuerdos se agolpan en mi mente como un relámpago que me desestabiliza. El hombre de mi vida. Mi compañero. Mi mejor amigo.

Me aparto de él cuando dejo de hipar y le bajo la capucha descubriendo sus ojos ocres anhelantes y las hebras de pelo rubio largo que caen rozando sus hombros. Todo se me mueve cuando sonríe con culpabilidad. Vuelvo a saltar a sus brazos, beso su cara y le estrecho tan fuerte que quiero fundirme para asegurarme que es real.

一Shhh, tranquila, estoy aquí.

Me toma de la cara besando mi frente y apoya la suya contra la mía mirándome a los ojos. El corazón me está llorando: felicidad, impotencia, rabia, incredulidad. Todo eso tengo dentro de mi cuerpo.

一No me lo creo.

Acaricio su cara delineando cada línea de su rostro mientras me sonríe con cariño. Conozco su rostro tan bien que puedo pintarlo con los ojos cerrados. Nunca podría olvidarlo.

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