Capitulo 29 ¿Viva o...muerta?

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Me vuelvo a encontrar rodeada por las paredes rosas, los tapices color pastel, la cuna y ese bonito peluche de conejo que reposa sobre la mecedora con las iniciales "GAM" grabadas en una de sus orejas blancas. Estoy de vuelta en la habitación que vi en mi anterior sueño. Ese que se repite cada noche, una y otra vez sin descanso. Hace frio, mi aliento se materializa en una bruma de vapor que se dispersa casi al instante, tomo el peluche en mis manos volviendo a repasar esas letras, intento buscar en los rincones más oscuros de mi mente algún índice de saber que significan, no consigo nada. Capto el sonido de unas voces del otro lado de la puerta, dejo el peluche en la cuna y salgo de la habitación con un tanto de premura.

Me encuentro solo con un pasillo en penumbras, las llamas en las antorchas de las paredes apenas proporcionan la luz necesaria para ver lo que me rodea. Las voces continúan ganando volumen, por un momento pienso que están junto a mí, giro sobre mi misma en busca de las personas pertenecientes a esas voces. No encuentro nada, estoy sola en el pasillo.

Es como si las voces vinieran de las paredes.

—¡Vete de aquí, no dejes que te atrapen! —la voz pertenece a un hombre y su tono es como si estuviera gritando.

—¡NO! —grita la otra persona—¡No quiero dejarte...! no puedo —la voz pertenece a una mujer que al parecer llora —Te necesitamos.

Ambas voces me parecen familiares... sé que las he escuchado antes, solo que no lo recuerdo. Que agotador en no recordar cosas.

Ve a un lugar seguro, cuando termine te alcanzare... lo prometo.

Las voces empiezan disiparse hasta perderse por completo, dejo de escucharlas, al final del pasillo una luz blanca aparece opacando totalmente la oscuridad del pasillo. Me ciega por unos instantes.

A la lejanía escucho la voz de William. ¿Llamándome? O ¿acaso solo habla de algo?

—¡WILLIAM! —grito corriendo para adentrarme en la luz blanca.

No quiero estar un segundo más en este lugar tan confuso, el lugar hace que mis pensamientos sean distorsionados. La sensación que me invade al momento de adentrarme en la luz es como despertar de un sueño muy profundo, siento las palpitaciones de mi corazón por todo mi cuerpo y mi respiración es un tanto pesada. Mi cabeza duele al igual que mi cuello con apenas un ligero movimiento, al abrir mis ojos lo primero que noto es un techo color marfil, lo segundo es el frio del suelo en donde me encuentro, lo último es ver a unos metros reunidos a todos los chicos hablando, no se percatan de mi parecencia.

¿Qué paso con Baltazar? ¿La pieza? ¿Qué paso conmigo?

—¿Chicos? —la primera palabra sale produciendo un ardor desagradable en mi garganta —¿Que...paso? —pregunto mientras lentamente me levanto para quedar sentada con un dolor insoportable en el cuello, todos se voltean asombrándose al instante tan pálidos como un fantasma.

Tendré el dolor durante unos cuantos días. Eso es seguro. ¿Qué demonios paso?

Los veo abrir la boca y los ojos de más al mirarme, escucho pequeños gritos de susto acompañados de exclamaciones. Me cuesta enfocar la vista al comienzo, tengo que parpadear varias veces antes de que mis ojos se adapten a la luz.

—T-tu... e-estas...—Ruby tartamudea, comparte una mirada de incredulidad con los demás antes de correr a donde estoy. Se deja caer de rodillas al suelo, examina mi cuerpo palpándolo con sus manos para después dejarlas a mis hombros catatónica—. ¡Estas viva, estas viva! ¡GRACE ESTAS VIVA! —grita al momento que me abraza tan fuerte que me corta la respiración.

No entiendo sus palabras ¿Porque todos me miraban de esa manera?

—Claro que estoy viva ¿Porque no habría de estarlo? —pregunto incrédula con una mano en su espalda aceptando el abrazo con menos fuerza. Ajena a la situación.

La Descendiente Y los Cuatro Principes Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora