Grace
Si alguien me hubiera dicho haces meses que todo es real, los demonios, los ángeles, los mundos fantásticos, todas las historias que escuchaba en las clases de iglesia católica, y sobre todo que la magia es real.
Me hubiera reído en su cara y con ganas por pensar que estaba loco... pero la realidad es que yo estaba muy equivocada. Siempre lo estuve en creer que todo eso solo eran cuentos creados por una persona que le faltaba un tornillo, o bueno la maquinara completa, que solo eran historias que las personas se inventaban cuando no tenía nada que hacer... pero en mí también había otra razón por la cual me rehusaba a creer, una que siempre que recuerdo me causa un gran dolor aunque ya ha pasado mucho tiempo, pero digamos que esa es la principal culpable.
Pero por otro lado por extraño que suene me siento bien, siento que todo puede ser posible hasta lo imaginable, en la academia y con los celestiales que ahora llamo amigos.
Quién lo diría ¿no? después de tantos años sin creer, ahora convivo y vivo con todo eso a lo que un día me negué.
Qué locura. Las cosas pueden cambiar tan rápido que apenas te dan tiempo de reaccionar.
Ahora estoy en el palacio de los druidas sentada en una cama acompañada de Ruby, Lucy, John y Yareth, asimilando que mi magia la cual apenas estoy aprendiendo a utilizar pude ser una de las más poderoso o peligrosas de La Utopolis.
Llegaron hace unos diez minutos, luego del desayuno. Debo recalcar que ya ha pasado un día desde el baile y todavía no hay noticias de Baltazar ni de su complot de mal y hace un día estoy confinada a estas cuatro paredes hasta que pueda levantarme por mi misma y sin ayuda de nadie y sin sufrir unos de esos espantosos mareos.
—Quien lo diría ¿no? Aparte de ser una celestial que creció en el mundo terrenal y de ser una dotada también eres una Sentimental —dice John sentado relajadamente en una de los sillones rosas de la habitación— ¿Hay algo más que debamos saber de ti Grace Black? —me pregunta con una sonrisa de burla en el rostro.
John es más del chico tranquilo y relajado del grupo, no posee ese humor de Ruby o esa afición al estudio como Lucy. Es solo John, un chico que prefiera pasarse los ratos libres con las mejillas que con otro grupo de la academia porque dice y sito <<Son una bola de idiotas interesados>> pero algo si es característico de John: la honestidad, si quieres que alguien te diga solo la verdad, creeme que John es la persona adecuada.
—Si te soy sincera, ahora mismo ni yo que puedo esperar de mi o de mi magia —admito.
Si de por sí para mí es extraño lanzar llamas de mis manos, viajar atreves de portales mágicos que te trasladan a otro mundo, o del simple de hecho de ir a una academia en la cual entrenan a ángeles adolescentes y ahora saber que con un simple enojo puedo incendiar una casa...
No lo hace menos extraño. Para nada.
Unos toques a la puerta de la habitación llaman la atención de todos, Ruby se ofrece para abrirla, esta da paso un guardia del palacio quien porta una armadura tan brillante que los lejanos rayos de sol se reflejaban en ella. De color turquesa con toques azules, a los costados de la armadura hay pequeños toque de oro en forma de círculos muy finos, este sostiene en su mano derecha una lanza con una gran punta de metal muy afilada. El guardia no se adentra a la habitación, tal solo se queda en la entrada para decir un comunicado.
Por su cara me da la impresión que esa armadura pesa más de lo que quiere admitir... pobre, parece como si tuviese algo atascado en la garganta.
—Su majestad la reina solicita la presencia de todos los celestiales en el salón principal en diez minutos —la voz del guardia retumba por toda la habitación, Ruby quien está parada en frente del ella tan solo asiente con la cabeza, el guardia prosigue a retirarse luego ella cierra la puerta pero ella no se mueve de su lugar.
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La Descendiente Y los Cuatro Principes Del Infierno
FantasyMagia. Desde muy pequeña Grace ha sabido que la magia tan solo existe en los cuentos de fantasía, a pesar de los cuentos nocturnos sobre peligrosos demonios y hermosos angeles alados que su tía le contaba cuando era niña, que aseguraba que eran real...