Grace
Al acercarse el grupo de personas que en su gran mayoría son hombres puedo notar que entre ellos una chica los acompaña. Es alta, su manera de caminar detona elegancia y sofisticación, de nariz respingada y ojos color negro, sus labios son finos y de un leve color rosado, va vestida con un hermoso vestido que le llega más debajo de las rodillas de color carmín simple sin ningún tipo de pedrería o bordado que marca su pequeña cintura y resalta su piel pálida. Su cabello rubio va recogido en una elegante coleta que reposa en su hombro derecho llegando casi a sus costillas.
Ella va justo en el medio del grupo, todos los hombres la rodean pero no se le acercan demasiado, está a una distancia bastante prudente. Todos los demás van vestidos de la misma forma, con pantalones de vestir de un tono rojo oscuro, con abrigos abiertos largos que llegan hasta las rodillas negros, zapatos lustrados y camisa que vas a juego con el pantalón.
—El Reino Rojo se honra por sus presencias celestiales, los hemos estado esperando —dicen la joven una vez que llega a nuestra posición.
—Amarintìa, es un gran privilegio estar aquí y de igual forma volverla a ver —dice William de forma muy educada haciendo un gesto con la cabeza en señal de respeto.
A sí que ella es Amarintìa...
—William —comenta esta vez de forma más amistosa, con voz suave, para luego dar unos pasos adelante y abrazarlo —Mi padre está muy emocionado por verte, no hace más que hablar de ti, de su ahijado favorito —cuando se separan, ella entrelazar su brazo libre con el suyo.
—Bueno entonces no lo hagamos esperar más —responde William con una sonrisa para seguir rumbo al palacio.
Se nota que él y la chica son muy buenos amigos. Debo admitir que tengo un poco de curiosidad de saber quién es la dichosa Amarintìa.
—Oigas chicas... ¿Quién es ella? —les pregunte a ambas susurrando cuando comenzamos a caminar hacia el palacio. Sin poder aguantar más la curiosidad.
—Ella es Amarintìa Evilanth, hija del rey Gabriel Evilanth y es la futura monarca del Reino Rojo —me susurra Ruby de igual manera con un tono que detona fastidio y hasta diría que pedante.
Así que es una princesa, ahora entiendo todo.
Al parecer la princesa Amarintìa no lo cae bien a las mellizas, creo que junto con Amelia podrían crear un club de "Personas odiadas por las mellizas Smouk".
—Además, ella y William se conocen desde pequeños, Amarintìa ha estado enamorada de William desde siempre pero él no le presta ni la mínima atención a esos sentimientos —habla esta vez Lucy con un tono neutro —No te confíes de ella, es una oportunista, con tal de William le dé un poco de su atención es capaz de todo. Una vez ella se cayó de un árbol y se fracturó la pierna, solo para que William estuviera con ella a cada hora de cada día. Aunque no le salió bien la jugada, a los días William se enfermó y volvimos a casa antes de lo previsto, tendrías que haber visto su cara. La pobre estaba roja de la ira.
Todo lo susurran para que dicha princesa que está a unos pasos de aquí no pueda escucharnos.
Entramos directo a la sala del trono, y los hombres que nos acompañan al inicio se dispersan. El lugar es muy espacioso, con una grandes columnas de color gris y el techo con una copula de cristal, el suelo tiene muchos acabados negro que combinan con el color blanco de las paredes y un poco más allá del medio del salón un gran trono hecho completamente de oro se roba toda mi atención..
WOW, es lo único que diré...WOW.
Un señor de canas, muy bien vestido nos espera con sus manos detrás de la espalda, al voltearse y ver a William una gran sonrisa se dibuja su rostro marcando sus líneas de expresión que lo hacen ver un poco más mayor. El hombre parece tener entre cuarenta y cuarenta cinco años, posee unas enormes cejas de color negro igual que su cabello, su piel es de un tono más oscuro que el de Amarintìa.; Como si el hombre hubiera pasado demasiado tiempo en el sol. Sus ojos son de un color aceituna, posee los pómulos muy marcadas y algunas líneas de expresión de le marca en la zona de los ojos.
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La Descendiente Y los Cuatro Principes Del Infierno
FantasiaMagia. Desde muy pequeña Grace ha sabido que la magia tan solo existe en los cuentos de fantasía, a pesar de los cuentos nocturnos sobre peligrosos demonios y hermosos angeles alados que su tía le contaba cuando era niña, que aseguraba que eran real...