Capitulo 20 Reino Rojo

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Grace

—¿Crees que noten que medio jardín está totalmente quemado? —pregunto irónicamente, señalando todas las partes del jardín quemado, ambos nos levantamos de la pequeña estructura de cemento.

Espero que no. Era un jardín muy bonito.

—No estaremos aquí para averiguarlo —menciona William, coloca ambas manos en mis hombros para luego empujarme lejos del desastre que cause con una risa de diversión en el rostro por el acto de salir huyendo como unos niños que acaban de hacer una travesura —Mañana me gustaría hablar contigo sobre algo importante —comenta ya estado dentro del palacio enfrente de las escaleras que llevan a las habitaciones.

Yo lo miro dudosa por unos instantes, pero al final no le veo ningún inconveniente. Me gusta hablar con él.

—Claro, siempre estoy disponible...oye gracias por ayudarme, no cualquiera se lanza al fuego por alguien —le agradezco dedicándole una pequeña sonrisa.

—No hay de que, para eso estamos los amigos —me dedica una sonrisa de boca cerrada junto con un asentimiento de cabeza, luego de llegar al segundo piso cada uno toma rumbo a sus respectivas habitaciones. Lo veo caminar con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, se detiene en la puerta de su habitación, nuestras habitaciones solo son separadas por cuatro más en donde duermen las mellizas, John, Amelia y Erik todos ubicados en la misma hilera. Me dedica una última mirada, hace un gesto con la mano en señal de despedida para después abrir la puerta y entrar.

Amigos... no sé por qué pero viniendo de William esa palabra me hace ruido. Hasta me incómoda.

Una vez que también entro a mi habitación me visto con ropa cómoda, apago las luces y me meto a la cama a descansar con Max a mi lado.

Fue un largo día. Lo único que quiero ahora es poder descansar un poco para estar preparada para el viaje de mañana.

Pasan los segundo hasta que mi cuerpo comienza a sentirse liviano, mis parpados pesan cada vez, me siento relejada y tranquila más hasta que dejo de percibir todo a mi alrededor, pero todo eso no dura mucho. Abro mis ojos otra vez, al principio mi vista es borrosa, hasta que por fin se adapta a la poca luz del lugar, nuevamente estoy rodeada por el pasillo de ladrillos negro y fríos... las mismas esferas de fuego.

¿Es que acaso no piensan dejarme dormir? ¿Ni una sola vez?

Ahora me encuentro en el pasillo con los cuadros que cuenta la historia de la batalla de Lucifer con los celestiales, el escenario es el mismo. Con la puerta al lado del cuadro de la habitación de bebé, vuelvo a tomar el pomo con una de mis manos y al girarlo este no se resiste, no se opone y se abre con facilidad.

Esta vez no hubo problema. Extraño.

Al entrar me impresiona  lo idéntico que es el lugar a la pintura, los mismos colores, los mismos muebles todo es exactamente igual. Me adentro en ella con paso dudoso, examino cada uno de sus detalles desde el suelo de madera hasta las paredes tapizadas de rosa pastel; mi atención llega a un pequeño conejo blanco de peleché que está adentro de la cuna rosa, camino hasta ella lo tomo entre mis manos y lo acaricio pero al darle la vuelta en una de sus orejas encuentro bordadas las iniciales "GM" con hilo negro, curiosa recorro las letras con las yemas de mis dedos repetidas veces.

No sé por qué pero no puedo dejar de ver las letras, hipnotizada repaso una y otra vez el bordado con mis dedos, no me concentro en nada mas que no sean esas letras que tanto llaman mi atención y de las cuales desconozco su significado.

El ruido de la puerta de la habitación cerrándose con un gran estruendo, hace que me sobresalte y salga de mi trance,  suelto el peluche asustada y con la atención ahora en la puerta cerrada, este rebota en el suelo hasta desaparecer en algún lado. Las cosas de la habitación empiezan a desvanecerse junto con las paredes y el suelo hasta que llega el punto de no ver más que oscuridad.

La Descendiente Y los Cuatro Principes Del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora