Narra Erick
Mis manos estaban temblando con una mezcla de terror, desilusión, rabia y coraje.
En mi mente se seguía repitiendo:
"Olivia se ha lanzado al mar".
"Olivia se ha lanzado al mar".
"Olivia se ha lanzado al mar".
Una y otra vez, intentando entender qué diablos había pasado por su cabeza, pero no lograba darle coherencia.
¿Por qué?
¿Por qué lo había hecho?
¡Diablos!
Alicia puso la mano sobre mi hombro.
—Ya puedes pasar—indicó con la voz suave.
Solo alcancé a sentir. Estaba furioso y no quería lastimarla.
Me levanté de la silla junto al camarote de Olivia y entré. Estaba sentada en la cama, con el cabello mojado cayéndole por los hombros, una taza de té humeante entre las manos y la mirada baja, consciente de que había hecho algo malo.
Parecía una niña regañada, pero eso no me detuvo.Nos quedamos unos segundos mirándonos en silencio mientras el servicio salía con las ropas mojadas y nos dejaba solos.
Mi cuerpo estaba hirviendo.
—¿Sé puede saber qué diablos estabas pensando?—intentaba contenerme, pero el impulso era más fuerte que yo.
Olivia dejó la taza a un lado y comenzó a negar con la cabeza.
—No me puedo casar con el rey de Kornatt—declaró con la voz ronca.
Solté una carcajada teñida de ironía y frustración.
Sin antes pensarlo, mi puño se estrelló contra el espejo que colgaba de la pared. Cientos de trozos diminutos cayeron al suelo mientras de mis nudillos chorreaba sangre.El dolor solo me hizo enojar aún más.
—¡¿Por eso intentaste morir?!
Me veía con terror.
—¡Yo no les pedí que me rescataran! Prefiero mil veces hundirme en el océano a condenarme a vivir una vida de desdicha.
—¡Por Dios, Olivia! Eres una princesa, ¡Tu reino está en guerra, tiene hambre y miedo! Necesitan que cerremos el trato con ese rey para formar alianza y comercio, ¡No seas egoista!