Capitulo 15: La tragedia

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Asegúrate de que no se pase ningún capítulo porque hay algunos que no notificaron 😉

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—Nuestro primer hijo será varón—festejó Erick desde la cama.

Después de la cena habíamos vuelto al camarote para descansar del viaje. Cualquiera hubiera pensado que lo dicho por la gitana lo había perturbado, pero no fue así, solo se encogió de hombros y lo asimilo, como si fuese algo que hubiera sabido desde hace tiempo.

Lo miré desde la mesita con el espejo, mientras cepillaba mi cabello.

Para ser un camarote pequeño, cabía bien la cama, la mesita y un sillón que se veía cómodo. No tenía ventanas, pero el frío del viento nordico proveniente de las tierras de Kornatt, se colaba hasta por los agujeros de los clavos en la madera.

—Su nombre será Matthias Harvy, tendrá su cuadro junto al mío, le enseñaré a casar, lo llevaré a las carreras de caballos y un día, heredará el trono—lo dijo con orgullo, como si visualizara al niño frente a él.

Sonreí con nostalgia.

—Es un lindo pensamiento—contesté por lo bajo.

—Lo es.

No quería bajarlo de su nube, pero...

—¿Y estás seguro de que será conmigo?

No contestó, en su lugar se levantó un poco de la cama para mirarme a los ojos.

—Eres mi esposa, ¿con quien más lo tendría?

—No fue la manera más apropiada para volverme tu esposa.

—Pero lo eres.

—Sí, pero también extraño a mi familia.

Mi voz sonó más dura de lo que quería hacerlo parecer.

No extrañaba Inglaterra, no deseaba volver a verle la cara al rey Abraham después de lo que le había hecho al pueblo, pero sí había algunas cosas de mi vida que me hacían falta y me daba nostalgia no volverlas a tener. Aunque, por otro lado, había algo en las tierras de Kinstom que estaban despertando algo en mí.

—Yo soy tu familia ahora—susurró Erick, pero a veces no se daba cuenta de que era egoísta.

—Sí, pero antes de ti, antes... de todo esto, yo tenía una madre, un padre, dos hermanas y un cachorro que dejé en Londres.

Nos quedamos mirando unos segundos en silencio. Él analizaba mis palabras, intentaba comprenderme, pero yo jamás lograría entender la desesperada necesidad que tenía de quererme solo para él.

—¿Quieres volver con ellos?—preguntó sin soltar mis ojos—, ¿quieres dejarme?

—Yo... no lo sé.

No estaba lista para contestar eso.

—¿Quieres que te deje libre?—presionó.

¿Lo quería?

A Merced Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora