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Escucho que alguien tocaba su puerta, ni siquiera se molesto en responder con un "pasa" o "no pases", solamente siguió en su cama viendo hacia el techo

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Escucho que alguien tocaba su puerta, ni siquiera se molesto en responder con un "pasa" o "no pases", solamente siguió en su cama viendo hacia el techo. 

—¿Cariño? —pregunto su madre abriendo la puerta—, ¿cómo te sientes?

No le respondió. 

 —Se que algo te paso en la escuela —le dijo yendo a sentarse en su cama—, no es normal que estés tan deprimido. Y quisiera darte tu espacio, pero no me gusta verte así, van varias noches que te escucho llorar... Así que te pido por favor que me digas que te esta pasando.

—No me pasa nada —dijo reincorporándose y fingiendo una sonrisa—, estoy bien.

 —Siempre has sido muy malo mintiendo, ven —jalo a su hijo y lo rodeo con sus brazos—. Cuando quieras hablar sobre lo que te haya pasado aquí voy a estar.

Un nudo se le formo en la garganta e hizo un gran esfuerzo para no romper en llanto estando ella presente, ya luego tendría mas tiempo para llorar a solas.

—Por cierto —continuo ella mientras le acariciaba el pelo—, ¿adivina que? —su voz ya no sonaba tan preocupada, sonaba mas feliz—. A tu padre le han regalado entradas para la final de los Mundiales de Quidditch, en primera clase y hasta nos van a conseguir un traslador solo para nosotros. ¿No estas feliz?

Draco solamente asintió, quizás en otro momento le hubiera entusiasmado ir a un evento tan especial pero en ese momento solamente quería quedarse en su cama para siempre. 

Los siguientes días fueron prácticamente iguales, no salía de su habitación y su madre intentaba que Draco hablara con ella. Su madre hizo de todo para que Draco se sintiera mejor;  le preparo galletas, un pastel, le ofreció adoptar a un perro, y fue demasiado cuando un día abrió los ojos al despertar y Pansy estaba parada delante de él, porque su madre se las había arreglado para traer a su amiga desde quien sabe donde. Pero nada de eso funciono, él seguía igual de deprimido y no tenia intenciones de hablar con nadie sobre eso, no quería que se enteraran de que estaba sufriendo por el rechazo de un chico.                            

El lunes llego e hizo su mayor esfuerzo para parecer feliz y agradecido con sus padres, incluso aunque fueran las siete de la mañana. 

—Nos dejaron el traslador en la entrada —les informo su padre quien iba cargando todas las bolsas. 

Luego de 10 minutos para cruzar su enorme patio llegaron a hasta la entrada, abrieron y cerraron el portón y frente a ellos, en el suelo había una caja vieja y sucia.

 —¿No nos pudieron dar algo mas limpio? —se quejo su madre viendo con asco a la caja.

—Así son todos los trasladores, no pueden ser objetos llamativos. Bien, en uno... dos... tres... ¡ya!

Los tres se aferraron de la caja al mismo tiempo. Sintió como si tuviera un gancho en el estomago y este tirara de el hacia adelante con una fuerza enorme, iban a tanta velocidad que no podía ver nada, solamente veía un montón de manchas de colores y lo único que podía oír era la ráfaga de viento que se azotaba en su cara. Cuando finalmente toco el suelo no pudo mantenerse de pie y cayo al suelo, con dificultad se levanto.

Mystery of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora