Capítulo 3

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23 Abril 2016

Dan

Su abuela era una obstinada, una mujer que no entendía el concepto del reposo, o la recuperación.

El hospital había sido hasta ese entonces su punto de encuentro, pero ella no soportaba más tener que estar en cama.

—De algo habrá de morir uno— dijo rebosante de energía mientras firmaba el formulario del alta voluntaria, hacía más de año y medio que ella luchaba contra el cáncer y por el mes de diciembre el año anterior la declararon como una paciente en remisión, sin embrago en un chequeo de rutina en el mes de marzo se confirmó que el cáncer había vuelto y el doctor creyó de suma importancia mantenerla hospitalizada para supervisar sus avances, ella aceptó, pero tras un largo mes atrapada en cuatro paredes, tenía un deseo, sólo uno; morir en casa.

—Abuela, tómalo con calma, no es necesario caminar tan rápido.

—¿Y quién está caminando rápido? ¡Olvidé mi caja de caracoles en la habitación! Dan, mi niño, ve antes de que vayan a limpiar.

Dan suspiró, la dejó ahí frente a la puerta y entró en la habitación donde efectivamente estaban con las labores de limpieza, la chica con el plumero le entregó la cajita en la que su abuela guardaba los recuerdos y Dan no supo qué fue lo que le motivó a abrirla, pero lo hizo. Encontró dentro de ella las páginas arrancadas de una libreta.


10 Abril 2016

Me siento mal, me duele la vena por la que ese hombre de bata blanca insiste en meterme medicamentos que en el fondo sé que no están haciendo nada por mí. Y no, no me estoy rindiendo, creo que he llegado al punto de mi vida en el que he aceptado la muerte, todos tenemos un ciclo vital y yo he tenido el mío, en toda mi vida no he hecho más que lo que he querido, he sido feliz, he sido una mujer plena. Estoy lista para unirme a mi eterno amor.

Dan suspiró y pensó en su abuelo, un hombre fuerte y trabajador que le contaba los cuentos más divertidos. Se llenó de nostalgia al saber que su abuela pensaba tanto en él.


15 Abril 2016

Estoy aburrida, me duermo y despierto pensando en lo increíble que sería estar en casa, extraño mi cama, mi espacio y mirar por mi ventana. La vista al mar es mil veces mejor que lo que tengo frente a este lugar, a veces pienso que no pertenezco ya a este mundo.


17 Abril 2016

Anoche tuve un sueño, soñé que mi Dan tenía un hijo, me veía frente a las puertas de una habitación de hospital, pero entrar no era triste sino todo lo contrario, mi nieto sostenía a mi bisnieto entre sus brazos y yo lloraba cuando me dejaba cargarlo, sentí una emoción inigualable, los ojos se me llenaron de lágrimas y me sentí tan feliz que pensé que estallaría. Cuando desperté tenía lágrimas en los ojos y no dejo de pensar en eso. Lo admito hay sólo una cosa que me asusta de morir y esa cosa es dejar a mi Dan tan solo, si él tuviera un hijo, un pequeño compañero yo me iría feliz sintiendo que no he dejado nada pendiente.


Dan sintió una opresión en el pecho, algo se estrujó dentro de él y buscó en las otras hojas más escritos de su abuela, ella tenía el hábito de escribir cómo se sentía porque decía que no sólo su cuerpo fallaba sino también su mente y que a veces olvidaba las cosas con tanta facilidad que le asustaba la posibilidad de despertar un día sin recordar nada.

A 452 kilómetros de ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora