Capítulo 4

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21 Junio 2017

Jaekyung

El olor de las feromonas de Kim Dan era tan intenso, la sensación que todo eso le provocaba; estar a punto de cerrar los ojos y dejarse arrastrar por la confusión, sentirse impaciente por tocarlo e ir rápido, hacer todo tan rápido para poder entrar en él y deshacerse del deseo.

Olía bien, se sentía bien y no podía dejar de besarle el cuello.

Kim Dan llegó de segundo y en cuanto lo vio tuvo la necesidad de acorralarlo contra la puerta y hundir la nariz en la piel de su cuello, lo sostuvo cerca de él y necesitó de unos segundos para poner la mente en blanco.

—Hola— dijo Kim Dan con una sonrisa y él le metió las manos por debajo del pantalón y la ropa interior para apretarle el culo. Fue explosivo, se le puso dura con tan solo pensar que dentro de poco estaría embistiendo en su interior y podría tocar sin obstáculos que le dificultaran la tarea.

—Hola— respondió con coquetería y atrapó los labios de Kim Dan, el beso intensificó el encuentro y lo llevó hasta la cama que habían dispuesto para ellos dos.

Kim Dan temblaba y dejaba la manos inertes, lo que reflejaba una inseguridad absurda.

—Estoy en celo.

—¿En serio? — preguntó desabotonando su camisa y la de Kim Dan, debía ocuparse por los dos. Nadie en la clínica le había dicho sobre cómo debía comportarse, así que asumió que sólo debía ser él mismo y mantener la situación bajo control en todo momento—. Tienes demasiado autocontrol, he visto demasiados omegas perder la cordura.

—Ah... ¿Demasiados? — Kim Dan se deshacía entre sus manos, se derretía con más facilidad que la mantequilla cada vez que le insertaba un dedo y lo removía dentro de él.

—Algo así— Jaekyung introdujo un tercer dedo y aprovechó que Kim Dan arqueaba la espalda y se alzaba un poco para volver a arremeter dentro de su boca.

No iba a negar que era muy excitante hacerlo con un omega en celo. Kim Dan quemaba su piel y se estremecía ante su toque, escuchaba sus gemidos cuando sus dedos abandonaba su cuerpo y quizá no era consciente de la forma tan tortuosa y desesperada que apretaba sus paredes internas con tal de retenerle en su interior.

Jaekyung consiguió que la humedad fuera tanta que en un último vistazo antes de actuar, se percató de lo mojado que estaba. Por él, porque lo deseaba, porque lo quería dentro.

—Jaekyung... ah. También hueles muy bien.

—Eso creo— Jaekyung había empezado a restregar la punta de su erección contra la cavidad palpitante de Kim Dan que se le antojaba necesaria. Estaba tan caliente y tan desesperado que comenzaba a marearse.

Era un cumulo de todo; sensaciones, olores, imágenes borrosas en las que fantaseaba sobre cómo debía hacerlo para darle más placer. Estaba desesperado por demostrarle que cogía tan bien, que nunca sería capaz de hacerlo con nadie.

—¿Jaekyung...? — Kim Dan lo trajo de vuelta a la realidad cuando le tocó el rostro.

Jaekyung jadeó ante sus ojos y se hundió en él. Le pareció que dentro de Kim Dan todo se tensaba y lo vio fruncir la expresión.

Se sentía bien, muy bien. Tan bien que la urgencia de moverse le hizo embestir profundo y moverse con rapidez.

—Kim Dan... tu... ngh— las palabras salieron estranguladas y tuvo una especie de revelación—. Debiste decirme.

—Estoy bien, no es nada— Kim Dan era un completo virgen inexperto, Jaekyung conocía bien esa sensación de sentir que invadía por primera vez lo más preciado de un omega.

A 452 kilómetros de ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora