Especial 7 (La historia de Seonho)

681 110 73
                                    

—Enseguida regreso— no es justo tener que seguir en espera de un golpe de suerte. El empleado en la puerta principal, dijo mi nombre por radio unas cinco veces antes de que se me permitiera la entrada. Yo estaba ahí deshaciéndome del miedo y a todos ellos les parecía entretenido decirme que esperara un poco más. No fue hasta que les mostré la libreta con el nombre de Honran y dije que estaba aquí para entregarle la tarea por indicaciones del director de la escuela que obtuve un mejor resultado.

No dejo de mover el pie mientras espero, me rodea la elegancia por todas partes, se nota que los padres de Honran viajan por el extranjero y recolectan recuerditos caros.

Para aliviar el estrés me pongo de pie y camino cerca del librero que está lleno de obras en otros idiomas. Al mirar hacia arriba la típica fotografía familiar de gente rica con ellos vestidos con ropa cara.

Algo más atrae mi atención; en la parte de abajo hay pequeñas fotografías familiares que supongo no debería estar mirando. Reconozco al Kwak Honran pequeñito. Un chico alto y de cabello rubio le sostiene de la mano a la orilla del mar, están tan sonrientes que pienso que debe haber sido un día muy feliz. En otra imagen el chico aparece en medio de los padres de Honran con un reconocimiento de graduación de la secundaria.

¿Quién es él? Entrecierro los ojos y tomo la fotografía para mirar de cerca. El muchacho le da cierto aire a Honran, pero no sé...

—No quiere verte. Te acompañaré a la puerta.

—¡¿Qué?! — ¿Cómo que no quiere verme? Así de simple esta mujer me toma del brazo e intenta llevarme fuera. Nunca he sido alguien grosero con los adultos, pero esta es una situación que lo amerita. Me zafó de sus manos y corro por las escaleras. Un largo pasillo alfombrado se extiende delante de mí y como no sé cuál es la habitación de Honran, grito su nombre. La mujer de antes replica mi acto y empieza a gritar para pedir ayuda. Dos hombres acuden en su auxilio, a uno lo vi en el jardín, el otro no sé de dónde salió.

—Honran. Por favor, habla conmigo— en un tres contra uno es imposible ganar. Me retienen y suspiro derrotado. A veces en la vida no deben forzarse las cosas.

—Sólo por favor entréguenle esto. Es suyo— al decir esto, una puerta se abre.

—Suéltenlo— es él.

Me rio de los sujetos que confundidos vuelven a dejarme en el suelo.

—Hablaré con él, no tienen de qué preocuparse— agrega Honran ante el escepticismo de sus empleados.

—¿Lo ven? No soy peligro...—so. Ni siquiera termino mi frase triunfal. Honran me toma del brazo y me arrastra dentro de su habitación. Azota la puerta tan fuerte que me estremezco por el ruido. Me empuja y termino sentado en su cama. Wow, es esponjosa y enorme. Que chico rico.

Ok, me estoy distrayendo.

—¿Por qué estás aquí? — me observa mejor—. ¿Qué te pasó en la cara?

—Deja que yo sea el que pregunte— dejo su diario en la cama y me incorporo. Atrapo sus manos y tomo aire para hablar sin demasiadas pausas—. ¿Viste lo que ocurrió ayer? ¿Estás bien? ¿Por qué no respondes llamadas ni mensajes? ¿Volverás a la escuela verdad? ¿Todo entre nosotros sigue igual que el ultimo día que nos vimos? ¿Podemos hablar? ¿Estás molesto?

Honran relaja su expresión. Me siento liberado, pregunté todo lo que quería preguntar sin parecer un impulsivo descontrolado. Mamá estaría orgulloso de mí.

Una sonrisa... una pequeñita y tímida con la que siento que responde al último cuestionamiento; no está molesto conmigo.

Actúo y lo sorprendo con un beso en los labios. Apenas un pequeño roce en el que me alejo de inmediato. Al ver que se sonroja y se queda sin palabras, le doy otro beso en la frente y lo miro unos segundos en silencio.

A 452 kilómetros de ti (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora