Capítulo 6

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"Mamá." Dijo Hanbin cuando llegó a la cocina y vió a su madre sentada con una taza de café en sus manos. "¿Hay algo que le pueda dar de comer a Hao?"

"¿Hao?" Preguntó su madre con confusión.

"Oh... El esclavo." Respondió Hanbin y movió sus manos nervioso.

Su madre se quedó unos instantes observándolo y luego esbozó una pequeña sonrisa.

"Claro que sí, cariño. Quedó un poco de sopa del almuerzo, puedo pedirle a Henaul que lo recaliente."

"¿Hay algo más?" Respondió Hanbin mirando alrededor de la cocina en búsqueda de algo más que darle al flaco chico.

"No creo que sea buena idea que le des más que sopa por los próximos días." Respondió su madre y Hanbin la miró confundido. "No sabes cuándo fue la última vez que comió y con cuales cantidades lo alimentaban. Como está tan flaquito, es probable que lo alimentaran poco y si le das más de lo que su cuerpo está acostumbrado a recibir, se puede enfermar."

Hanbin sintió ganas de llorar al escuchar las palabras de su madre. Realmente vivía en un mundo de mierda.

"¿Ya antendiste los moretones que tiene en la espalda?" Preguntó su madre, cambiando de tema mientras tocaba una campanita que llamaba a su esclava, Haneul. Segundos después, la esclava llegó a la cocina y sonrió al verlos. "Recalienta un poco de la sopa del almuerzo y llevala al cuarto de Hanbin, por favor."

Haneul asintió y sonrió mientras sacaba la sopa del refrigerador para recalentarla.

"Lo había olvidado por completo, gracias mamá." Dijo Hanbin con los ojos muy abiertos al recordar el estado en que se encontraba la espalda del chico y se volteó para salir de la cocina.

"Espera, Hanbin. Haneul, ¿Podrías salir un momento?" Dijo su madre y la mujer salió sin articular palabra. "Sabes que opino igual que tú con todo esto de los esclavos, pero Hanbin... No puedes tratar así a tu escl-... a Hao frente a los demas personas. Eres libre de tratarlo como lo tratas aquí dentro, pero sabes que tratarlo así en la calle te traerá muchos problemas."

Lleno de tristeza, Hanbin asintió y empezó a subir los escalones.

Por más que le doliera aceptarlo, sabía que su madre tenía razón.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora