Capítulo 34

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Gyuvin los miró igual y sonrió un poco, pero en su rostro se notaba la cautela.

Y Hanbin comprendía totalmente, él tampoco se sentía totalmente cómodo.

Es decir, llevaba ya tiempo manteniendo todo entre las cuatro paredes de su habitación y se sentía extraño ser visto con Hao colgando de su cuello.

No un extraño de que se avergonzaba, sino un extraño de que sentía la necesidad de estar alerta por cualquier peligro.

Hao, notando la tensión en el cuerpo de Hanbin, recostó su cara sobre su pecho y lo apretó hacia él.

El mayor soltó el respiro que llevaba guardando y hundió su cara en el cabello de Hao.

Si su bebé, que había pasado por tanto, confiaba en ellos, entonces él también podría empezar a hacerlo. Además se podía decir que conocía a Gyuvin y el chico nunca había herido ni a una mosca.

"¿Por qué no nos sentamos y... conversamos sobre todo esto?" sugirió Gyuvin, Ricky sonriendo a su lado y Hanbin asintió su consentimiento.

Los cuatro juntos caminaron hasta la sala de estar, Hao y Ricky cargando las dos bebidas por insistencia, y Hanbin y Gyuvin se sentaron en los sofás. El rubio se sentó sobre la mesita y dobló sus piernas para quedar sentado en indio.

Para su sorpresa, Hao se sentó sobre el regazo de Hanbin y el mayor instantáneamente enrolló su brazo sobre la cintura de Hao.

Era como que su bebé estaba tan feliz de haber encontrado a su amigo que se había olvidado de las "restricciones" que debían tener frente al mundo.

"Debí esperarlo de ti." dijo Gyuvin y Hanbin levantó una ceja. Gyuvin abrió sus ojos como platos al darse cuenta de lo mal que habían sonado sus palabras. "E-Es decir, en el instituto siempre dejaste claro que no te agradaba la idea de los esclavos..."

"Y yo nunca te vi hacer lo mismo." dijo Hanbin mirándolo fijo. No quería empezar a confiar sin antes escuchar las palabras correctas salir de él.

"Hermano, ¿has visto a mi padre?" dijo Gyuvin con una sonrisa triste y Ricky estiró su mano para tomar la del otro. "Si demostraba mi disgusto ante toda esta situación de mierda, me hubiera echado a la calle."

Hanbin dejó caer sus hombros y asintió pequeño. No podía decir que conocía al padre de Gyuvin, pero los segundos que lo había visto esa tarde habían sido suficientes para notar que el hombre era un dominante de primera.

"¿Es por eso que no se llevan?" preguntó Hanbin y Gyuvin soltó un suspiro cansado.

"Pues, sí." dijo y se encogió de hombros. "Es decir, él no sabe que es por eso. Igual y era cierto que casi nunca lo veo, por suerte."

"¿Y hace cuánto que... tienes a Ricky?" preguntó Hanbin y sonrió cuando Gyuvin miró al rubio y sonrió relajado por primera vez en aquella tarde.

"Ya pronto se cumplen cuatro años." dijo y miró a Hao. "A Ricky lo devolvieron poco tiempo después que a Hao y a los pocos días mi padre fue al CAE por un esclavo..."

"¿Entonces es el esclavo de tu padre? ¿Lo hirió alguna vez?"

"Era, ya no lo es. Y por suerte, no." dijo Gyuvin y volvió a mirar a Ricky. "Llegó a esta casa como esclavo de mi padre. Mi padre nunca ha herido a sus esclavos, pero no los tolera... Iba a devolverlo hace un tiempo pero yo le pedí que me lo 'dejara' a mi..." dijo Gyuvin y sacudió su cabeza con una risa amarga. "Diablos, odio utilizar esos términos, como si fuera realmente una pertenencia mía en lugar de una persona..."

Y allí estaban las palabras correctas que Hanbin necesitaba escuchar. Sonrió un poco y se dejó relajar en el sofá, recostando su espalda al respaldar. Hao siguió su movimiento y se acostó en el pecho del mayor.

Al verlos, Gyuvin sonrió con dulzura.

"Ayer, cuando ustedes se fueron un momento, Riri me mencionó de que conocía a Hao." dijo y atrajo la mano de Ricky a su boca para dejarle un beso en el dorso. "Y anoche me contó dónde y cómo se habían hecho amigos."

"Creo que entonces tendremos que vernos más seguido." dijo Hanbin riendo al sentir los saltitos emocionados de Hao por la propuesta.

"Creo que sí." dijo Gyuvin y rió fuerte cuando Ricky literalmente saltó sobre él en el sofá para abrazarlo.

Hanbin rió libremente y sintió su pecho expandirse de alegría.

Cada vez estaban menos solos en la lucha contra el mundo.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora