Capítulo 7

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Cuando entró a su habitación, Hanbin se encontró a Hao en la misma posición en que lo había dejado. Parecía que el joven esclavo no se había movido ni un centímetro.

Hao lo miró cuando entró a la habitación, pero rápidamente bajó la mirada y se tiró al suelo arrodillado.

Hanbin se estremeció al escuchar el golpe seco de las flacas rodillas chocando contra el suelo. En ese momento,  agradeció que su casa tuviera piso de madera.

Muy despacio, Hanbin se acercó al esclavo y lo observó un instante. Luego se agachó y se arrodilló frente a Hao.

Hao tenía la cabeza agachada pero de igual manera pudo ver cómo su dueño se arrodilló frente a él. Sus ojos se abrieron. Nunca en su corta vida había visto un poseedor como él.

"Mirame, Hao." Susurró Hanbin y él obedeció. "Regla #2: no te lances contra el suelo para arrodillarte. Es más, arrodillate la menor cantidad posible, ¿Entendido?"

Muy desconcertado, Hao asintió lentamente y bajó de nuevo su mirada, agachando si cabeza.

"Mirame." Volvió a pedir Hanbin y de nuevo obedeció. "Esto no es una regla, pero necesito que sepas que puedes mirarme a los ojos cuando quieras. Tienes unos ojos muy bonitos como para que los tengas sellados en el suelo, ¿Si?"

"S-Si, señor." Respondió Hao sonrojado y con los ojos muy abiertos y brillantes.

Hanbin consideró en decirle que tampoco estaba en obligación de decirle "Señor" siempre, pero sentía que ya estaba pidiéndole muchas cosas y prefería darle un par de días para que se adaptara.

"Bien." Dijo Hanbin y se levantó y tendió una mano para ayudar a Hao. "Ahora, sígueme."

Una vez más, Hao solo observó la mano tendida pero se levantó solo.

Con un suspiro, Hanbin caminó hacia el baño con Hao siguiéndolo cerca.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora