Capítulo 33

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"Tan pronto veamos algo extraño, nos vamos."

Hao sonrió al escuchar las palabras de Hanbin y asintió. El mayor había dicho aquellas palabras muchas veces desde que subieron al auto esa mañana, listos para partir hacia la casa de Gyuvin, y cada vez que las escuchaba, sentía su corazón retorcer de amor.

Pronto el GPS del celular de Hanbin avisó que habían llegado a la dirección que Gyuvin le había enviado la noche anterior. Estacionó el auto frente a una pequeña casa color blanco y apagó el motor.

Las manos de Hanbin sujetaban con fuerza la manivela del auto y su mirada estaba clavada al frente. Una mano suavemente colocada en su pierna provocó que soltara un fuerte respiro y miró hacia el lado.

Hao le dió una suave sonrisa tan pronto el mayor lo miró y ladeó su cabeza al lado.

"Hanbin..."

"Lo sé." dijo Hanbin y pasó una de sus manos por su rostro, mientras que la otra la bajó para ponerla sobre la de Hao. "Debo dejar de ponerme así, lo sé."

"Todo saldrá bien." dijo Hao y volteó su mano para unir su palma con la de Hanbin. "Y si no sale bien, nos iremos."

Hanbin suspiró y lo miró de nuevo. La sonrisa que adornaba Hao le dió tranquilidad y con un suave apretón en la mano, se bajó del auto.

Caminaron juntos hasta la puerta y después de tocar el timbre un par de veces, la cara de Gyuvin se asomó por la puerta abierta.

"Pasen." dijo el más alto después de saludar y Hanbin hizo nota mental de cómo el chico dijo 'pasen', es decir, incluyendo a Hao.

Ambos chicos lo siguieron y llegaron a una sala de estar. Habían un par de sofás individuales y frente a ellos una pequeña mesita. Una alfombra bordada se ubicaba bajo los muebles y al lado de la mesa se encontraba el rubio esclavo, Ricky, arrodillado sobre un cojín.

'Bueno, al menos le da un cojín.' pensó Hanbin mientras seguía a su ex compañero.

"Eh, siéntate." dijo Gyuvin y señaló uno de los sofás. "Allí hay cojines para... ya sabes. A menos que quiera que se arrodille en el suelo, no sé... cómo-"

"Un cojín estará bien." dijo Hanbin interrumpiendo al otro. A pesar de que deseaba que Hao se sentara a su lado compartiendo uno de los sofás, agarró dos de los cojines y los colocó en el suelo, uno sobre el otro, al lado de la mesita.

Sin necesitar la orden, Hao se arrodilló sobre ellos y posó sus manos detrás de su espalda. La misma posición en la que estaba Ricky.

"Bien, ¿empezamos?" dijo Gyuvin mientras abría la carpeta que estaba sobre la mesita. Hanbin asintió y juntos empezaron a rellenar los espacios vacíos del formulario.

Unos diez minutos después, Gyuvin soltó la lapicera y estiró sus brazos sobre su cabeza y soltó un gruñido.

"¿Quieres algo de tomar?" preguntó el más alto mirándolo y Hanbin asintió.

Gyuvin se volteó para hablarle a su esclavo, pero en ese momento se escuchó el sonido de unas pisadas y se sentó derecho en el sofá, de pronto en tensión.

Instantáneamente, Hanbin sintió su cuerpo tensar y sus sentidos se activaron en alerta.

"Gyuvin, debo ir a la oficina, vuelvo -" un hombre entró diciendo a la sala, pero se interrumpió al ver la cara desconocida ocupando el sofá. "Oh. hola."

"Padre, este es Hanbin, un ex compañero de la secundaria." dijo Gyuvin muy serio y Hanbin lo miró un instante antes de mirar al hombre y levantarse. Una vez de pie, extendió su mano y el hombre se acercó para estrecharla.

"Un placer." dijo el hombre dando un fuerte apretón y después de soltarlo, miró a su hijo. "Iré a la oficina, volveré en la noche."

Gyuvin solo asintió como respuesta y el hombre los miró un instante antes de dirigirse a la puerta y salir por aquella. Al escuchar la puerta cerrar, Gyuvin soltó un respiro y relajó su cuerpo. Hanbin lo miró fijo, curioso.

"Lo lamento." dijo Gyuvin al notar la manera en que Hanbin lo miraba. "Me relaciono muy poco con mi padre porque siempre está en la oficina. Cuando no está ahí es porque deja a su esclavo haciendo su trabajo, pero eso pasa muy pocas veces."

"Entiendo." respondió Hanbin corto y sintió el impulso de mirar a Hao para ver su reacción a toda la situación.

"¿Podrías ir por un par de refrescos?" le dijo Gyuvin a su esclavo y posó una mano en el hombro del rubio.

Hanbin entrecerró sus ojos al ver aquel tacto y vio como el castaño asintió y se levantó para luego dirigirse a una puerta que suponía que pertenecía a la cocina.

En ese momento, Hanbin sintió un suave jalón en su pantalón y luego de verificar que Gyuvin estaba entretenido en su formulario, bajó la mirada y vio como Hao le jalaba la prenda con sutileza.

Hanbin lo miró confundido hasta que comprendió lo que Hao quería.

"¿Puede mi esclavo ir a ayudarle al tuyo?" preguntó Hanbin mirando a Gyuvin y él lo miró con duda en el rostro.

'Yo tampoco fiaría a Hao con cualquiera.' pensó Hanbin y suspiró cuando el más alto asintió.

Sin articular palabra, Hao se levantó y caminó hacia donde había escuchado que se había ido su antiguo amigo.

Tan pronto Hanbin vió la figura de Hao desaparecer por la puerta, su cuerpo entró en tensión y agudizó su escucha para estar pendiente de cualquier llamado de su Hao.

Pero no hubo necesidad de agudizar, porque unos minutos después, escuchó como su nombre era gritado.

"¡HANBIN!" se escuchó la voz de Hao y no lo pensó dos veces antes de lanzar sus papeles sobre la mesa y salir corriendo hacia la puerta de la cocina, Gyuvin siguiendo cerca sus pasos.

Al llegar a la puerta, Hanbin la abrió de un empujón, listo para atacar.

Claro que no esperaba ver a Hao abrazando al rubio y dando saltitos de emoción.

"Qué-" empezó a preguntar Hanbin, pero no pudo terminar porque tan pronto Hao escuchó su voz, soltó al rubio y se lanzó sobre Hanbin.

"¡Hanbin, Hanbin!" exclamó Hao con los brazos sobre el cuello del mayor y notó la emoción en su voz. Con sus brazos rodeó la cadera de Hao y lo apretó fuerte, tratando de calmar su respiración.

"Hao-" empezó a decir Hanbin pero se interrumpió al recordar que habían más personas en la habitación.

Personas que en ese momento estaban viendo a un esclavo llamando a su dueño por su nombre y que además estaba casi colgando de su cuello.

"¡Son como nosotros!" exclamó Hao y se separó un poco para mirar a Hanbin a los ojos. El mayor entrecerró sus ojos confundido y miró como los ojitos de Hao brillaban de emoción. "¡Gyuvin y Ricky son como nosotros!"

En ese momento, Gyuvin salió detrás de Hanbin y se posicionó al lado de Ricky. Hanbin los miró y notó como en la boca de Ricky brillaba una inmensa sonrisa.

"Son como nosotros." le susurró el rubio a Gyuvin y el mencionado miró a Hanbin, los dos adornando la misma expresión desconcertada.

Ricky estiró su mano y tomó la del más alto. Hanbin los miró y abrió los ojos como platos, al fin comprendiendo.

Gyuvin y Ricky realmente eran como ellos.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora