La mañana siguiente, Hanbin llevaba alrededor de una hora despierto pero aun seguía acostado en su cama con el chico sobre su pecho. Sentía su vejiga estrujar, pero por nada del mundo despertaría a Hao de su pacífico sueño.
Así que ahora estaba mirando hacia el techo, sus dedos subiendo y bajando por la espalda del joven esclavo, dejando caricias en su paso.
En cierto momento sintió como Hao se removió un poco sobre su pecho y Hanbin lo escuchó bostezar. Creyó que el joven esclavo se levantaría o se separaría, pero se quedo allí acostado y despierto.
Hanbin sintió que se enamoró un poquito más.
"¿Hao, estás despierto?" susurró a pesar de que sabía que si estaba despierto.
El esclavo movió su cara para poder ver a los ojos a su dueño y provocó que sus rostros quedaran a centímetros de distancia.
Hanbin sintió sus labios picar de las ganas que tenía de devorarlo a besos.
"Sí, Señor." respondió Hao, sin dejarse inmutar por la cercanía.
"¿Ya te dije que tienes los ojos más bonitos?" susurró de nuevo Hanbin, sentía que si hablaba más duro rompería esa hermosa burbuja en la que estaban en ese momento.
La cara de Hao fue invadida por una inmensa sonrisa y soltó una pequeña risita.
"Sí Hanbin, me lo dices a cada rato." murmuró Hao sonrojado; no se acostumbraba a llamar a su poseedor por su nombre.
"Bien. ¿Tienes hambre?" preguntó Hanbin y se arrepintió al instante porque provocó que Hao se sentara y se separara de su cuerpo.
"Un poquito, Señor." respondió y se levantó de la cama. "Iré a prepararle el desayuno."
"¡Espera!" exclamó Hanbin al ver a Hao caminar hacia la puerta. "¿Qué te parece si lo preparamos juntos?"
Al escucharlo, Hao arrugó su frente levemente y un pequeño puchero se formó en sus labios.
"Lo que usted desee, Señor." respondió Hao y Hanbin quiso golpearse al escucharlo responder con la clásica respuesta de esclavo.
"No." dijo Hanbin y se levantó, caminando hacia Hao, quien ahora tenía los ojos abiertos como platos y debía admitir que estaba un poquito asustado. Confiaba en su nuevo poseedor, pero no podía negar que Hanbin podía ser tan dominante algunas veces que le provocaban ganas de caer de rodillas y quedar a su merced. "Quiero que me respondas con honestidad, ¿quieres que te ayude o prefieres que no lo haga?"
"E-Es que me gusta cocinarle, S-Señor." tartamudeó Hao mirando a su dueño directo a los ojos.
Hanbin soltó un suspiro pesado al escucharlo.
"Sabes que no estás en la obligación de hacer todo por mi, ¿cierto?" preguntó Hanbin y sintió su cuerpo relajar al ver como volvía la sonrisa al rostro del menor.
"Sí, Señor. Y lo hago porque quiero hacerlo."
"Bien." respondió el mayor con una sonrisa y abrió sus brazos. "¿Me regalas un abrazo?"
En un instante el menor estaba entre sus brazos y con su cara pegada al cuello del mayor.
"Ya te dije que no tienes que pedirlos. Mis abrazos son tuyos, Hanbin."
-
Hanbin se encontraba recostado en uno de los muebles de la cocina observando a Hao mientras preparaba unos huevos en la estufa.
El menor llevaba una camisa de dormir de Hanbin y le quedaba grande. A pesar de que las mejillas del joven esclavo no se notaban tan hundidas como cuando lo habían encontrado en el C.A.E, de igual manera era muy poco tiempo como para que Hao llegara a tener el peso adecuado.
Una sonrisa se asomó por los labios de Hanbin al imaginarse cómo se vería Hao cuando lograra subir de peso.
Un movimiento lo sacó de sus pensamientos y vio a Haneul entrar por la puerta de la cocina.
"Buenos días, Señor. Buenos días joven Hao." dijo Haneul y Hanbin respondió el buenos días con una sonrisa. Hao la miró sonriendo y asintió como respuesta. "¿Quiere café esta mañana, Señor?"
"Oh, sí Haneul grac-"
"¡Yo lo preparo!" interrumpió Hao a Hanbin y el mayor miró sobresaltado como prácticamente corrió hacia la máquina de hacer café.
"Pequeño, no tienes que hacerlo, Haneul puede hacerlo." dijo Hanbin y vió cómo el joven esclavo detuvo en seco sus movimientos. El ojinegro miró a Haneul y la vió negar con su cabeza sutilmente con una sonrisa para luego caminar hacia Hao.
"A ver a ver, Hao." dijo la mujer mientras se acercaba al menor. "No vayas a creer que no te creemos capaz de hacerlo. ¿Recuerdas lo que hablamos el otro día?"
Hao no respondió, solo se quedó congelado con el frasco de café en polvo en sus manos.
"Ven." dijo Hanbin y por fin Hao se movió, dejó el frasco sobre el mueble y caminó hasta su dueño con la mirada baja. Con el rabillo de su ojo, Hanbin pudo ver como la mujer abandonó la cocina en silencio. "Mírame."
Hao alzó la mirada y Hanbin se sorprendió al verlo con los ojos inundados en lágrimas.
"¿Qué pasa, pequeño?" murmuró Hanbin y tomó entre sus manos las mejillas del menor. "Creí que ya habíamos superado estas cosas."
"Es que yo quiero ser quien hace sus cosas."
"Pero a veces puedes aceptar la ayuda de Haneul." dijo Hanbin y vió como el menor arrugó levemente su frente.
"Usted es mi dueño. Ella ya tiene a la Dama. Que ella se encargue de hacer las cosas de la Dama y yo me encargaré de hacer sus cosas."
"Pero no tienes que-"
"¡Yo sé que no tengo que hacerlo!" respondió Hao con frustración y Hanbin abrió sus ojos como platos. "Pero quiero hacerlo, Hanbin. Por primera vez me gusta hacer las cosas por alguien. Así que por favor, déjame hacer las cosas."
"Eso fue muy insolente." dijo Hanbin y soltó una carcajada al ver la expresión del menor. "Me encantó. No te atrevas a disculparte. De hecho, ahora quiero verte haciendo al menos un berrinche al día."
Un sonrojo subió por las mejillas del menor al escuchar la broma de su dueño y Hanbin rió aun más fuerte, jalando al esclavo para apretujarlo contra su pecho.
"Eres malditamente perfecto." dijo Hanbin aun riendo y dejó un bullicioso y exagerado beso sobre la cabeza del menor. "Pero tengo hambre, así que termina de cocinar por favor mientras yo hago el café. Ya espantaste a Haneul."
Volvieron a sus labores y pronto entró la madre de Hanbin a la cocina, saludando a ambos con un beso en la mejilla. Sobra decir que Hao se sonrojó hasta las orejas por la acción de la Dama.
"Hijo, ya debes comprarle ropa a Hao."
Su madre lo dijo muy casual, pero a Hanbin se le revolvió el estómago con solo pensar en llevar a Hao fuera de su casa una vez más.
Llevarlo al C.A.E había sido una cosa, pero llevarlo a un centro comercial sería muy diferente.
De igual manera, Hanbin estaba de acuerdo así que asintió con la cabeza y sonrió.
Debían empezar a enfrentar el mundo en algún momento y protegería a Hao con su vida si fuera necesario.
Después de todo, ¿Qué tan malo podría ser?
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Liberame - Haobin
FanfictionUn mundo en el que todos los seres humanos libres deben por ley ser poseedores de un esclavo. Hanbin desearía no tener que vivir en este mundo. -Hanbin : top -Hao : bottom -Diferencia de altura y edades -Adaptación, historia original de @anothermar...