Capítulo 10

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Cuando entraron a la habitación, Hanbin pudo ver una bandeja con una tacita de sopa sobre la mesa al lado de su cama.

"Ve a sentarte." Le dijo a Hao señalando a su cama y caminó hacia su armario. Sacó una camisa grande y suave y unos pantalones de dormir.

Cuando se volteó, encontró a Hao de pie al lado de la cama con la cabeza gacha y las manos detrás de la espalda. Hanbin soltó un suspiro al verlo en esa posición.

Sería un proceso largo sacar a Hao de lo que estaba acostumbrado.

"Arriba los brazos." pidió Hanbin y Hao lo miró confundido. El ojinegro hizo gestos con las manos indicándole al esclavo que alzara sus brazos y Hao muy despacio obedeció.

Cuando Hanbin empezó a ponerle la camisa, un fuerte sonrojo subió por el cuello del joven esclavo y se intensificó cuando vio a su poseedor arrodillarse en el suelo para ponerle el pantalón.

"Ahora a comer." dijo Hanbin cuando se levantó y se sentó sobre la cama, tomando la tacita con una de sus manos. Con la otra mano palmeó la cama para que Hao se sentara.

Hao lo dudó unos instantes, pero su instinto de esclavo le pedía obedecer, así que se sentó.

La verdad era que Hao tenía miedo, mucho miedo.

Nunca había visto a un poseedor así y tenía un temor increíble de que su dueño lo estuviera engañando, haciéndole creer que estaba a salvo para luego convertirse en un poseedor como todos los demás.

"¿Crees poder comer solo o te ayudo?" preguntó Hanbin y Hao negó con la cabeza, tomando la tacita con sus manos.

Alzó la cuchara y miró a Hanbin, como pidiendo permiso y el ojinegro asintió con una pequeña sonrisa.

Hanbin sintió como su pecho se expandía al ver a Hao tomar un sorbo de la sopa y gemir de satisfacción.

"Despacio, no queremos que lo vomites por apresurarte, ¿cierto?" dijo Hanbin cuando vió que Hao empezó a tomar la sopa de manera acelerada. "Nadie te la va a quitar y dentro de un par de horas te daré más, lo prometo."

Hao lo miró con los ojos abiertos como platos; nunca en su vida le habían dado tanta comida.

Asintiendo, tomó su sopa despacio y se dio el lujo de disfrutarla.

"¿Te puedo hacer algunas preguntas?" preguntó Hanbin y Hao asintió. "¿Cuántos años tienes?"

"Creo que tengo 17, Señor, no recuerdo." respondió Hao después de pensarlo.

Hanbin se sorprendió, creía que tenía unos 15 años, pero suponía que era por lo pequeño que era y lo flaquito que estaba.

"¿Cuantos... poseedores has tenido anteriormente?" Hanbin preguntó, sabía que toda esa información estaba en el formulario que le dieron en el C.A.E pero quería conversar más con el joven esclavo.

"D-Dos." respondió Hao y antes de que Hanbin pudiera intervenir, Hao se lanzó al piso arrodillado frente a Hanbin, la taza de sopa cayendo con él y regando el poco contenido que quedaba. "Por favor no me devuelva, Señor, ¡por favor! Le juro que haré todo lo que me pida y cumpliré todas sus órdenas pero ¡no me devuelva!"

Hao se estaba empezando a desesperar y a ahogarse con sus propios sollozos así que Hanbin se lanzó al suelo asustado y lo envolvió en sus brazos.

"Sé que he tenido muchos dueños y que eso no es bueno pero por favor no lo haga Señor." siguió Hao y Hanbin sintió como sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas. "Si me devuelve me matarán y le juro que yo puedo seguir órdenes..."

"Shhh, tranquilo..." susurró Hanbin al oído de Hao. Le dolía demasiado escucharlo y verlo tan roto. "No te voy a devolver, te protegeré por siempre, ¿entendido?"

Hanbin no tenía idea de lo que estaba diciendo, solo se estaba dejando llevar por el instinto y en ese momento lo único que quería era proteger al débil chico que lloraba en sus brazos.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora