Epílogo

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Somos libres.

Los gritos de victoria y regocijo resonaban en todos los alrededores del edificio, al igual que en interiores de casas que veían el anuncio de la nueva ley en las noticias.

Somos libres.

Habría una fiesta en uno de los depósitos utilizados anteriormente para las reuniones secretas del MDL, Gyuvin y Ricky iban, pero la otra pareja no.

Solo bastó mirarse una vez más para estar de acuerdo en que querían celebrar solos.

Somos libres.

Una vez que se calmó al menos un poco el ambiente, Hanbin y Hao se escabulleron de la celebración a las afueras de los Tribunales y en silencio buscaron un taxi que los llevara a su habitación en el campus.

Habían pensado mucho en salir de aquel lugar y tener un apartamento propio, pero los recuerdos que albergaban aquellas cuatro paredes ocupaban un lugar especial en la vida de ambos chicos.

Pero ahora eran libres, ahora podrían tener unas nuevas cuatro paredes y llamarle hogar.

Somos libres.

-

Durante el viaje en el taxi, el cuerpo de Hao se estremecía sin parar y la mano de Hanbin sobre su pierna no hacía más que alterarlo más.

Y sabía por el fuerte agarre del mayor que Hanbin se sentía igual que él.

La entrada a la habitación fue llena de temblorosas manos y respiraciones agitadas. El sonido seco de la puerta cerrándose a sus espaldas y el click de la luz encendiéndose fue suficiente para que ambos chicos se lanzaran uno sobre el otro en un desastroso pero apasionado beso.

Manos jalaban cabellos mientras otras jalaban y quitaban prendas, gemidos eran ahogados en la boca del otro y el calor en aquella pequeña habitación fue aumentando con cada segundo que pasaba.

Cuando sus cuerpos no adornaban una prenda más, Hanbin tomó a Hao por detrás de las piernas y lo alzó. El menor inmediatamente enrolló sus piernas alrededor de la cadera del mayor, jadeando al sentir aquel miembro duro rozar contra su entrada y se dejó cargar hasta la cama.

Hanbin acostó con suavidad a Hao en la cama y se acomodó entre sus piernas, sosteniéndose con los codos para no aplastarlo y se tomó un instante para mirarlo.

Zhang Hao era el regalo más preciado que le había dado la vida, no había duda.

El chico miró sin vacilación directo a los ojos del mayor y sintió un nudo formarse en su garganta al sentir la intensidad con la que lo miraba Hanbin.

Allí, viendo directo a aquellos ojos oscuros, recordó aquel día en que lo miró por primera vez, desde el piso del C.A.E.

Recordó lo grande y fuerte que se veía allí de pie. Recordó lo listo que se veía para golpear al guarda que lo había lanzado al piso. Recordó como su cuerpo se había estremecido al escucharlo las palabras que cambiarían su vida para siempre.

"Quiero a este."

Las lágrimas empezaron a picar en sus ojos una vez más y vio como Hanbin alzó una de sus manos para limpiar con su dedo la lágrima rebelde que se le había escapado.

"Te amo tanto." empezó Hanbin y las lágrimas salieron libres de los ojos de Hao al escuchar la emoción en la voz de su pareja. "Eres lo más bonito que existe y por fin podré demostrarle al mundo lo orgulloso que estoy de amarte."

Hao ahogó un sollozo y jaló a Hanbin del cuello para estampar sus labios en un beso desesperado, moviendo sus caderas en un suave vaivén.

Hanbin soltó un gruñido al sentirlo y tomó al menor de las caderas para acariciar y apretar.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora