Capítulo 13

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La puerta de la habitación se abrió y Hao alzó la mirada emocionado, esperando ver a Hanbin.

Pero por la puerta entró una mujer a la que no conocía y bajó su mirada.

Estuvo a punto de tirarse de rodillas, pero ahora recordaba que su poseedor le había dicho que la regla número dos era no arrodillarse. Se sentía mal porque lo había desobedecido varias veces después de que le había dado la orden, pero ahora iba a hacer todo lo posible para hacer a su dueño feliz.

"Hola, querido." dijo la mujer y Hao alzó la mirada para verla y se sorprendió al ver una sonrisa amable en su rostro. Movió su mirada y observó el brazo de aquella, relajándose al ver el tatuaje que le informaba que ella también era una esclava. Al observarla bien, podía notar que era una señora de al menos cincuenta años pero no se veía envejecida como las otras esclavas de esa edad que Hao había conocido. "Mi nombre es Haneul, soy la esclava de la Dama."

"H-Hola..." respondió Hao tartamudeante; se sentía un poco más en confianza con Hanbin, pero solo con él.

"¿Puedo acercarme?" preguntó la mayor y Hao asintió después de dudarlo un instante. "¿Cómo te sientes?"

"Um..." murmuró Hao sin saber qué responder. Ni siquiera sabía si tenía permiso de hablar con aquella mujer. "¿...bien?"

"Conozco muy bien al Señor Hanbin, lo he visto crecer." dijo Haneul al escuchar la vaga respuesta del ojimarrón y se sentó en la silla que estaba cerca de la cama. "Por lo tanto, sé que él te dejaría hablar conmigo."

Hao miró a la mujer y se relajó de nuevo al verla sonriéndole cálidamente. El había permanecido poco tiempo en el C.A.E las veces que estuvo ahí ya que siempre tenía la desgracia de que lo elegían rápidamente. Pero a pesar de eso, sabía que entre esclavos existía una hermandad de sobrevivencia; podrían confiarse entre ellos.

"Bien, me siento bien." contestó Hao al fin y Haneul le sonrió con ternura. "El Señor no es como ningún otro dueño que haya tenido antes."

"Esta familia no es como ninguna otra familia que vayas a encontrar." respondió Haneul sonriendo. "Topaste con muchísima suerte al ser elegido por el Señor Hanbin."

"Lo sé." respondió Hao y sus ojos brillaron. "Él es bueno y bondadoso. Me trata bien y me deja hacer muchas cosas. Es más, ¡mira, estoy sentado en su cama!"

"¿Cuánto tiempo llevas en el sistema?" preguntó Haneul al ver el brillo en los ojos del chico. Su dueña le había informado que el chico venía en muy mal estado, pero ella lo veía muy bien.

"Fui vendido cuando tenía 11 años, así que creo que seis años." respondió el menor haciendo memoria.

"De verdad tuviste mucha suerte, querido." repitió Haneul y Hao la miró directo a los ojos. "Solo estuviste seis años en el sistema y estoy segura de que te quedarás con el Señor Hanbin por todo lo que resta de tu vida."

Hao se sonrojó al instante al escuchar las palabras de la esclava. A la vez, sintió como su estómago revoloteaba. No quería ilusionarse porque el promedio de años que un esclavo se quedaba con un poseedor era de tres años y luego eran devueltos. Pero Haneul vió crecer a su dueño, así que llevaba muchos años con su actual poseedora.

Sin poderlo evitar, una sonrisa brilló en los labios del joven esclavo.

Después de escuchar todo lo que Haneul le había dicho, sentía que podría confiar en su dueño y se sentía afortunado.

La verdad era que no tenía ningún problema con quedarse por siempre con su dueño... con su Hanbin.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora