Capítulo 35

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El camino vuelta a casa fue silencioso y cómodo. Solo se escuchaba la música de la radio y los segundos en los que Hanbin cantaba siguiendo la letra de las canciones que sonaban.

El mayor llevaba una mano sobre la rodilla de Hao y él llevaba su mano sobre aquella. Su cabeza iba recostada al asiento y su mirada estaba fija en el perfil de Hanbin.

El ojinegro había notado aquella mirada sobre él, pero no había querido decir nada porque sentía lindo que Hao se concentrara tanto en él.

Hao soltó un suspiro y recordó la conversación que había tenido con Ricky hacía unas horas.

Habían estado conversando los cuatro por un largo rato hasta que Gyuvin recordó que no habían terminado de llenar los formularios, así que Ricky se ofreció a prepararles algún bocadillo y Hao se levantó emocionado para ayudarlo. Sabía que su Hanbin odiaba que hiciera todo por él, pero él era feliz consintiéndolo con ese tipo de cosas.

Habían estado preparando unos sándwiches conversando casualmente de sus vidas, hasta que Ricky dijo algo que sobresaltó a Hao.

"Gyu es muy bueno conmigo." dijo el rubio y Hao sonrió al ver la sonrisa genuina en sus labios. "Siempre me ha cuidado mucho de su padre y de todo en general. La primera vez que fuimos íntimos no dejaba de preguntar que si estaba bien-"

"¿Fueron íntimos...?" preguntó Hao con los ojos muy abiertos y miró fijo al rubio.

"Sí, es decir que tuvimos rela-"

"Yo sé lo que significa." dijo Hao rodando los ojos. "Es solo que me habías contado..."

Hao dejó la frase abierta. Cuando eran esclavos en la misma casa, una noche, Ricky le había contado que cuando era pequeño, uno de sus dueños había intentado abusar sexualmente de él. Hao recordó lo mucho que habían llorado esa noche, porque Ricky había tenido la desdicha de nacer esclavo, es decir que su madre era esclava entonces él directamente heredaba el estatus, así que cuando el tipo había intentado abusar de él, Ricky era solo un niño.

"No fue fácil." dijo el rubio con una sonrisa pequeña en su rostro y siguió preparando los bocadillos para ocupar sus manos. "Me tomó un buen tiempo confiar en él, pero luego me di cuenta de que realmente me quería y que yo lo quería a él. Así que confié y fue la mejor decisión."

Después de aquella conversación, habían salido de la cocina con los bocadillos en manos. Los colocaron en la mesa y Hao se sentó de nuevo en los regazos de Hanbin.

El sentir su brazo posesivo rodearlo por la cintura una vez más habían provocado que su cuerpo se estremeciera.

Ahora al verlo en el auto, concentrado en la carretera, se tomó el tiempo en admirarlo.

Realmente Hanbin era el chico más guapo que Hao había visto. Su cara perfilada, su fuerte mandíbula, sus profundos ojos y su cabello salvaje se complementaban a la perfección.

Miró la mano que tenía el mayor sobre su rodilla y admiró la manera en que las venas se sobresalían de ella. Miró su brazo y observó como sobresalía el músculo del bícep.

Hao sintió un cosquilleo en su bajo abdomen al recordar cómo se sentían aquellos brazos alrededor de su cuerpo y como se sentían aquellas fuertes manos sobre su piel.

Devolvió su mirada al rostro de Hanbin y se quedó mirando fijo sus labios. Carnosos y brillantes y recordó la manera en que se sentían aquellos labios sobre los suyos.

Sintió un cosquilleo en su entrepierna al recordar la manera en que Hanbin le había mordido el labio la primera vez que se besaron y de pronto sintió la necesidad de sentir aquellas mordidas en cada centímetro de su piel.

Liberame - Haobin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora