Capítulo 6: Safari

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—¡Disparen! — gritan a todo pulmón

— ¡Necesitamos un médico!

— ¡Ayuda, no quieto morir!

— ¿¡Donde esta Matthias!? — grita mi tío.

— ¡Capitán, nos atacan!

Tengo miedo, mucho miedo. Me cubro las orejas con mis manos llenas de sangre tratando que los ruidos de los disparos, las bombas, los gritos de desesperación no se escuchen. Quiero volver a casa, quiero estar con mamá, la extraño. Tengo mucho miedo de morir.

— ¡Hugh! — un soldado de nuestra tropa agoniza a mi lado.

— Tranquilo, tranquilo, tran...

— Niño ayúdame — el soldado me agara de una pierna —. No quiero morir.

— ¡Ahhh, sueltame! — trato de soltarme de su agarre.

— Ayuda...

Le disparan en la cabeza, salpicandome de sangre. Me quedo inmóvil antes de levantar la cabeza y ver a mi tío con el arma en la mano.

— Levántate Matthias, ya eres un hombre — me mira fijamente con una mirada de disgusto —.  Ya tienes siete años, actúa como un hombre.

— T-tengo miedo...

No termino la palabra que mi tío me abofetea con su dura mano.

— ¡Agarra esa arma! — me grita y le hago caso — Disparale a ese hombre.

— ¿A cual? — abia tantos cuerpos en el suelo que no sabía de quién me hablaba.

— Ese que esta en frente de ti.

— P-pero esta vivo — me temblaban las manos.

— No por mucho tiempo, es mejor aliviar su dolor de una vez a que sufra hasta sus últimos momentos.

— P-pero...

— ¡Dispara ahora!

¡Pum!
Despierto de la pesadilla con el corazón latiendo como loco, la horrible sensación que recorre en todo mi cuerpo, el sudor frío de mi frente. Había pasado un tiempo desde que soñaba con mi infancia cuando tenía siete años y fui llevado a la guerra por orden de mi padre.

— ¡Guau!¡Guau! — Reina esta a un lado de la cama intranquila.

— Esta bien, nena. Estoy bien — la acaricio.

— Guau — me acaria la mano antes de pasarle la lengua.

— Estoy bien — murmure más para mi que para ella.

— ¡HOLA, HOLA! —la horrible voz de Patrick suena desde la sala.

— Dios, no te pido mucho solo mátalo de una buena vez — suplico cerrando los ojos.

— ¿Me llamaste? — aparece en la habitación.

— Muérete de una vez quieres.

— Lo haría con gusto, pero dejaría un sin fin de corazones rotos.

— Si te refieres por Hayley, créeme que te olvidaría al día de muerto — me levanto de la cama.

— Claro que no, soy un hombre ilimitado del mercado.

— Si te has cojido a medio mundo ¿Quien quisiera algo usado?

— Dañas mis sentimientos Matt — se pone una mano en el corazón.

Reina y yo nos miramos por un momento antes de ignorarlo como siempre. Siempre creí que Reina era más lista que Patrick y lo sigo creyendo.

— ¿Qué carajo quieres? — fui directo.

La vida no es de color rosa[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora