Bea.—¿Como has estado estas últimas semanas? — pregunta el doctor Andre.
— Bien, un poco cansada.
— ¿A funcionado el medicamento que te recete?.
— Creo que si.
— Entonce....
Esta era la clásica situación en donde tu doctor te interogaba como un policía para matar el tiempo hasta que llegarán los análisis.¿Es que no veían lo incómodo y estresante que era?. Para mi sorpresa esta vez Hayley no lo miraba como si se lo quisiera llevar a la camilla más sercana, sino que estaba más interesada en escribirle a Patrick.
— Doctor, los análisis que pidió —entró una enfermera con una mirada hambrienta hacia Andre.
— Gracias, aver que tenemos aquí.
Hayley guardo el teléfono al instante y presto mucha atención, mientras Andre revisaba los documentos. En cuestión de segundos el seño de Andre se arrugó y cambio por completo su cara. Hayley yo yo nos miramos sin entender, antes de volver a ver a Andre.
— ¿Esta todos bien? — Hayley pregunto con discreción.
— Cambiaremos el medicamento — respondió después de un largo silencio —. Beatriz.
— ¿Qué? — por alguna razón no me gustó como me llamó.
— El cáncer no respondió al medicamento y se está esparciendo más rápido — aclaró miéntras miraba los papeles.
— Pero...¿Puede hacer efecto este tratamiento? — Hayley me miraba en busca de respuesta, pero lo la avia de mi parte —. Ella estará bien ¿Verdad?
— No puedo asegurar nada hasta que vea que el tratamiento funcione — niega con la cabeza —. Recetare otro medicamento y más controles semanales para ver la evolución del cáncer.
— Pero si no funciona Bea... — Hayley se detiene en seco y se apresura a sacudir su cabeza —. Investigué que en Polonia están probando un tratamiento para el cáncer.
— Está en proceso el tratamiento, puede que funciona pero también puede que falle como otros tratamientos — aclara Andre.
— ¿Qué hay del tratamiento de China?
Solo me quede ahí, parada en silencio mientras Hayley y Andre buscaban que hacer con mi tratamiento. Era extraño de sierta manera. No estaba triste ni lloraba como en las películas, tampoco me sentía enojada o desesperada, solo... solo sentía que estaba existiendo en mi pequeño mundo. Creí que si Andre me decía que estaba funcionando el tratamiento lloraría de la alegría o si me decía que no funcionaba el tratamiento — que si lo dijo — lloraría por días y me rendiría en luchar esta batalla, pero estaba normal. Extraño pero no sentía nada. Esa misma mañana no fuimos a almorzar a la universidad sino que fuimos a nuestro restaurante favorito para comer hamburguesa. Andre dijo que tenía que comer comidas saludables, y para Heyley y a mi esto era lo más saludable que podíamos comer. No éramos muy buenas cocineras que digamos, Heyley casi simpre lavaba las carnes con detergente y yo siempre quemaba la comida. Nosotras si eramos el significado de "sobrevivimos como podemos". Esa tarde para mi desgracia avia llegado tarde a la clase del profesor Adams y fui el punto de regaños y sermones. Cuando me dejó en libertad de sus regaños, me senté junto a Max, el chico raro, desde el enfrentamiento con Phoebe me empecé a sentar con el. Era un buen chico para mi sorpresa.
— Señorita Brown — el profesor Adams me nombró.
— ¿Qué? — dije asustada.
— Ya que llegas tarde a mi clase y tienes muchas ganas de hablar. Porque no pasas a mostrar tu trabajo.
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La vida no es de color rosa[+18]
RomanceBeatriz con tan solo dieciocho años, se entera que tiene cáncer. Sin tener algún plan o deseo, decide vivir su vida como la de cualquin adolecente sin que se entere nadie de su enfermedad menos su mejor amiga, Heyley. Una noche es arrastrada por Hay...