Capítulo 22: Te amo

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Matthias

Diez horas habian pasado desde que me baje del avión. En el tiempo que estuve en Brasil me sirvió para terminar el trabajo atrasado y adelantar los de los próximos meses, conocí la cultura del país mientras Rachel y Patrick "conocian" los monumentos históricos. También seguí llendo a las citas con el psicólogo, a lo último empezaba a sentir que estaba enamorado de mi con todas esas sonrisitas pero lo ignore. No tenía interés en el sexo opuesto.

Ahora me encontraba en la casa de Andre, su esposa había dado a luz y tenía que conocer a mi adorable sobrina, Sol. Tenía los ojos azules de Andre, la nariz y el color de pelo mientras que de su madre sacó los labios, las orejas y el maldito temperamento de mierda. No había estado ni diez minutos que ya quería tirarla por la ventana. Patrick y Rachel estaban como garrapatas encima de la bebe y de Sam. Por mi parte estaba jugando a los soldados con mi sobrino mayor, Jay. Era el hijo de Sam con otro hombre pero que Andre lo crío como propio. De una o de otra manera el niño era como un sobrino de sangre para mi. Eran muy unidos con el hijo de Will, me hacían a cordar a mi y a Will cuando nos escabulliamos para ir a nadar a un lago que estaba serca de nuestra escuela.

— ¡Waaaaaaaaa!

Madre santísima, esa niña iba a ser cantante. Andre se apresuró a preparar la leche mientras Sam no daba más del agotamiento. En un momento de descudo la criatura terminó en mis manos. Nos quedamos mirando el uno al otro como extraterrestres, al menos no lloraba o seguro la tiraría al piso.

— No puede ser — dijo Andre asombrado —. Es la primera vez que se queda tranquila sin que le den la leche.

— O será que son un montón de raritos y la pobre criatura por fin está en paz — bromee al ver su cara de padre fallido —. Dame la leche antes de que la tire por la ventana.

— Para ser un idiota se te da muy bien los niños — bufó y me dio la leche —. Deberías tener los tuyos.

— Y tu deberías bañarte — ignore la ironía de sus palabras —. Hueles a mierda y leche, no me sorprende que la niña llore y llore.

— ¿La cuidas? — dijo después de darse cuenta del olor.

— Es lo que estoy aciendo.

— No me tardo, si llora...

— La tiro por la ventana.

Se detubo en seco para mirarme fríamente y con ganas de estrellar el florero a su lado en mi cabeza.

— Es broma, la llevaré con su madre.

— No me da risa tus chistes — dijo antes de irse.

— No me da risa tus chistes — imite su voz mientras le daba el biberón a mi sobrina —. A que soy el mejor.

Sonrió inconsciente agarrando mi dedo con sus pequeñas manos.

— Así me gusta — sonreí con aprobación —. Tienes buenos gustos sobrinita.

— Tío.

Apareció Jay por la cocina, estaba tímido y cabizbajo. Le ise una señal para que se hacercara en silencio, con lo que me había costado hacer dormir a la llorona.

<<Pero si no lloro en tus brazos>>

Pero me agotó la paciencia con sus llantos, había echo un enorme esfuerzo por no tirarla.

<<El tío del año>>

— ¿Qué pasa? — pregunté.

— ¿Me quieres? — soltó de golpe.

— ¿Qué?

— Si todavía me quieres.

— ¿Porqué la pregunta?

La vida no es de color rosa[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora