Capítulo 23: mentiras

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Bea.

Ya habían pasado unos días desde que empese a "vivir" en la casa de Matt. La verdad que mis padres, Jason y Bart no ayudaban en nada, todos los días uno de ellos tres tenían que interrumpir en mi casa. Matthias me propuso dormir unos días hasta que las cosas se calmaran pero prácticamente me había instalado en su casa. Su armario tenía más cosas mías que suyas, el baño completo de mis cremas y maquillajes y ni hablar de la cocina que era mi santuario, vivía comiendo por Matt que insistía que compara más. Hoy era el día de mi compromiso con Jason, a Matt no le iso nada de gracia enterarse que mis padres siguieron con los preparativos aunque yo me negra. Tenía el entrecejo arrugado cada vez que sacaba el tema o veía que mis padres llamaban.

— ¿Porqué te arreglas tanto? — me miró molesto desde la puerta.

— No me arreglo tanto, solo me maquillo un poco — le puse mala cara.

— Claro, seguro ese tal Jason estará encantado de verte con poco aquillaje — ironiso todavía más enfadado.

— Sabes porque voy a esa fiesta — me intorpore y fui hacia el —. Será el fin de ese maldito compromiso y estaremos en paz.

Lo abraze por la cintura pegándo nuestros cuerpos. Me miraba todavía enojado mientras yo le sonreí divertida por su comportamiento de niño mimado. La verdad es que este último tiempo que estuvimos juntos se ha comportado como todo un novio amoroso y sobre protector. Y muy, muy celoso.

— ¿Me ayudas con el cierre?

— Date la vuelta.

Sonriente me di media vuelta para que subiera el cierre del vestido. Pusó sus manos en cada borde el cierre subiéndolo lentamente mientras apoyaba su cabeza junto a la mía.

— ¿Sabes lo caliente que te ves? — susurró.

— ¿Cuanto para calentarte? — apolle mi culo en su parte intima a propósito.

— Joder, no juegues con fuego cariño.

Me sorprendió como todas las veces que me llamaba de ese modo. Era normal entre parejas pero ¿Porque sentía un calor en mi parte baja cada vez que me llamara cariño?

— ¿Quieres hacerlo? — propuse coqueta.

— Toda la vida.

— ¡Shhhh!

Lo detube en cuanto se aserco para subirme el vestido.

— ¿Que?

— No podemos — sonreí como angelito —. Me arrunaras el maquillaje y el vestido.

— Debe ser una broma — su cara era de perplejidad pura.

— No, vístete para esta noche.

— Bea... ¡Beatriz!

— ¿Mmm?

— ¿Encerio no lo aremos?

Mire su bulto que sobresalía, su pene estaba por estallar.

— En otro momento.

— No se vale jugar sucio.

— No juego sucio, solo en otro momento.

— No juego sucio, solo en otro momento — imitó  mi voz.

— Yo no hablo así.

— Yo no hablo así —repitió y le puse mala cara —. ¿No te ivas?

— Si.

A regaña dientes y maldiciendo salí de la habitación donde me espera James. Había pasado un tiempo desde que no lo había visto. Callado como siempre pero escuchando mis quejas.

La vida no es de color rosa[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora