MATT— ¡Shhhh!
— Perdón, ya llege — Andre susura.
— ¿No te vio nadie?
— Papá se acaba de ir a la base y mamá esta con unas amigas.
— Más te vale, la última vez casi nos atrapa nuestro padre — nos dirijimos al centro del almacén.
— Ya te pedí perdón Matt ¿Cuando me perdonarás? — se queja, arrugado el entre cejo.
— Eres un bebé problemático — lo molesto.
— ¡No lo soy, tengo diez años! — protesta levantado la voz —. ¡Igual que tu!
— Pero al menos yo no grito como una ñiña — le tapo la boca haciendo un gesto con la mano para que se calle.
— Yo no....
— Si, si ya te escuche bebe de mami.
Me adelanto feliz hacia el gran centro donde hay un piano viejo, me aletanto sacando la manta que lo cubría dejando ver sus viejas pero impecables teclado y pedales. Cuando volví de la primera guerra me escondí en el almacén por las pesadillas y miedo a mi padre. Al principio tocaba muy mal y desafinado pero encontré unas partituras que se me isieron muy fácil de leer, al poco tiempo habia dominado el piano a la perfección. A mi padre no le gustaban los instrumentos y no le haría gracia que su hijo tocara el piano, decidí tocar en secreto sin que nadie se diera cuenta... bueno hasta que me descubrió Andre y lo tuve que persuadir para que no le dijera nada a nuestros padres y lo cumplió.
—¿Qué tocaras? — se sento a mi lado entusiasmado.
— ¿Qué te gustaría que toque?
— ¿Puedo elegir? — dijo entuciasmado.
— Solo por esta vez.
Buscó entre las partituras hasta sacar unas hojas. Era la canción que menos me gustaba tocar, no me salía muy bien y muy a menudo me equivocaba en los acordes. Era casi imposible de tocar.
— No me sale esa, busca otra — mandé.
— No importa, la otra vez me gustó mucho cuando la tocaste.
— ¿Seguro?
— ¡¡Si!!
Solté un suspiro de rendición antes de acomodarme para tocar. Empecé lento y con cuiadado tocando cada tecla. Andre asentía con una amplia sonrisa miéntras me veía tocar el piano. Entrecerre los ojos un momento cuando me equivoque en una nota, pero Andre seguía sonriendo como si nunca hubiera pasado. Tome aire mientras seguía las partituras mientras las notas del piano se apoderaban de cada rincón y de mis orejas. Tres veces me equivoque en la misma parte pero Andre y yo no le dimos importancia y disfrutamos de la dulce melodía que... ¡¡BAMM!!
Me desperté por el fuerte ruido, miré a mi alrededor desconcertado y por último a mi lado donde estaba el espacio vacío. Toqué con la palma de mi mano el lugar vacío, estaba helado como si se hubiera ido hace mucho tiempo. Me frote los ojos con cansancio y sueño, para ser la primera en diez días o más, en realidad ya abia perdido la noción del tiempo. Pero al menos pude dormir unas horas aunque los sueños del pasado no desaparecen. A este punto no sabía si ya estaba loco o lo estaba hace mucho tiempo. Una sonrisa se formó en mi cara al recordar los sermones de Andre en que necesito tratamiento o un psicólogo, pero a pesar de mi falta de interes en mi salud sabía muy bien que lo necesitaba. Pero era más fuerte mi desinterés en ir a pagarle a un idiota que se creía el dios de todos los problemas de las personas, que solo estaría preguntándome estupideces mientras escribía — o solo fingía escribir— y asentía con la cabeza como un muñeco de esos que pones en el auto y mueven la cabeza sin parar. ¡¡CRAC!! Otro ruido resuena desde la sala.
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La vida no es de color rosa[+18]
RomansaBeatriz con tan solo dieciocho años, se entera que tiene cáncer. Sin tener algún plan o deseo, decide vivir su vida como la de cualquin adolecente sin que se entere nadie de su enfermedad menos su mejor amiga, Heyley. Una noche es arrastrada por Hay...