Capítulo 1: Plan imposible

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                                       BEA

¿Alguna vez han sentido que están en un mar decierto sin rumbo? Que todo lo que hay es el agua fría, el viento descontrolado y la una ruta que hay es entrar en el mar. Que estas en un mundo separado de cualquier ser vivo.  Ves como todos siguen con sus vidas como si fuera lo más común, sin preocupaciones, divirtiéndose, sin dolor, pero eres la única que vive lo contrario. Siempre excluida de tu familia, la hija ejemplar que tiene que apoyar a sus hermanos aunque seas el cero a la izquierda de la familia y que...

— Be...

—Bea...

— ¡Ya despertaste!

Miro de reojo a mi costado. El doctor Andre, sonriendo como siempre con su simpática sonrisa y sus perfectos hoyuelos, que te dice que todo está bien, pero es una puta mentira.

— ¿Como te sientes? — saca el tubo de mi antebrazo.

— Tengo ganas de vomitar.

— Normal —se ríe mientras me examina —. Ven a mi oficina cuando termines.

Asiento con la cabeza y dejo que la enfermera me ayude a incorporarme. Salgo y mi mejor amiga Hayley, se incorpora para ayudarme.

— ¿Quieres agua o algo? — pregunta.

— En este momento solo quiero dormir y dormir.

— Podrás dormir cuando llegamos a casa, por cierto, no me voy a cansar de decir lo bueno que esta tu doctor — se ríe, dándome pequeños empujones.

— Esta casado y tiene un hijo, Hayley.

— Yo siempre en mi corazón supe que seria la mejor madrastra — me mira con travesuras —. Después de todo no está mal mirar un poco.

— ¿Un poco? Se te salen los ojos cada vez que lo miras.

— No es mi culpa que este tan bueno — se excusa —. ¿Qué doctor tiene veintisiete años y está tan bueno?.

— Ninguno — le sedo.

— Por eso tengo que aprovechar la oportunidad que me dio la vida, Bea.

Llegamos al consultorio y Hayley toma mis cosas.

— ¿Qué?

— Ya me estoy haciendo pis — cruza sus piernas —. Tu ve adentro con el sexi doctor mientras yo voy al baño.

— ¿No quieres que te espere?

— No. El baño más sercano está tres pisos abajo, mejor ve.

— Bien, no tardes.

— Claro que no, soy flash.

Golpeo la puerta antes de entrar.

— Entra Bea. Toma aciento.

— ¿Ya tiene los resultados? — tomo asiento.

— Si, todo parece normal — sonríe como si tener cáncer fuese lo más normal —. Para ser tu segunda quimioterapia estas muy bien.

— Tan bien que siento que me voy a  morir en cuanquier momento —  digo con ironía.

No es que no estubiera feliz de que todo valla bien o que quiera amargar el momento, pero el hecho de tener cáncer y sentir que me estoy muriendo poco a poco, no me hacía sentir muy feliz por los resultados.

— Bueno — dice sin perder la sonrisa —. Te voy a recetar un nuevo medicamento, cada doce horas tomate una pastilla.

— ¿Cree que funcione? — digo con la mirada baja.

La vida no es de color rosa[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora