Capítulo 24: bebés

424 36 3
                                    

Bea

Las mesas de finales eran una masacre psicológica, el que creo los finales después de un parcial debía odiar con fuerza a los estudiantes. Ya habia tenido la mitad de las materias — que aprobé con notas bastantes buenas— con finales, solo faltaban unas cuantas más y terminaría por fin este infernal año. Ya había pasado una semana desde que fui a la casa de mis padres. Matt me prohibió tener alguna comunicación con mis padres lo cual lo entendí desde su posición como novio. Todavía no le había contado de mi enfermedad y el miedo a que Andre le contará algo me tenía con ansiedad todo el día. Tenía que contárselo hoy.

— ¿Le contarás hoy? — preguntó  Heyley.

— Si, no puedo más con la incertidumbre — me frote la cara —. Tengo miedo.

— Tranquila, sabes que cualquier cosa que pase me llamas y estaré en menos de cinco minutos — me dio un abrazo.

— Gracias.

— ¡Qué odiosa! — Hayley puso los ojos en blanco —. Dan asco.

— ¿Qué? — mire a su dirección y frunci el seño —. NO.

— Si.

— Noo.

— Si, créelo reina.

Eran Bart y Phoebe, estaban juntos. Y cuando digo juntos es muy juntos, había escuchado un comentario que estaban de novios pero no lo podía creer. Eran el uno para el otro.

— Te está mirando — me susura Heyley.

— Qué mire si quiere.

— No puedo creer que se haya metido con Phoebe para darte celos.

— No me importa, hacen una magnífica pareja juntos.

— ¿Qué harás hoy? — me mira con una sonrisilla.

— Tengo miedo de responder.

— Vi un vestido magnífico y...

— Okey, no gracias.

— ¡Bea!

— Ir contigo de compras es una invitación a sufrir horas para que escojas un vestido — la mire sin ganas —. Para la próxima.

— Solo iremos por ese vestido, lo prometo.

— No.

— Porfi, porfí, porfí...

— Ya, bien.

— ¿Iras?

— Solo un vestido y listo — le advertí —. Si empiezas a divagar por otras cosas me largo.

— ¡Lo prometo!

Al tomar mis últimas clases Heyley me esperaba en la entrada de mi clase. No paraba de hablarme de lo lindo y sexi que era el vestido y demás. Ya estaba por llenarle la boca con papel, al abrí la puerta de su auto escuché una voz escalofriante me llamó. Nos volteamos con Heyley a la vez y me sorprendo al ver al padre de Matt en frente de mi. 

— Buenas tardes, Beatriz — dijo con voz neutra.

— Señor Mikaelson — dije como saludo.

— ¿Puedo tedirte un poco de tu tiempo?

— Bueno yo...

Mire de reojo a Heyley que asentó con la cabeza y miro con miedo al padre de Matt. Era normal, yo también le tenía miedo.

— Claro que si — dije educada.

— Por favor.

Me señaló a su chófer que tenia la puerta hubiera por mi. Contrario a lo que yo pensaba en el auto se mantubo en silencio, un silencio incómodo hasta que llegamos a su casa. Era la segunda vez que la veía pero era sombroso lo magnífica y intimidante que se mostraba. Al entrar me indico que lo siguera a su despacho por las escaleras.

La vida no es de color rosa[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora