Bea
Las mesas de finales eran una masacre psicológica, el que creo los finales después de un parcial debía odiar con fuerza a los estudiantes. Ya habia tenido la mitad de las materias — que aprobé con notas bastantes buenas— con finales, solo faltaban unas cuantas más y terminaría por fin este infernal año. Ya había pasado una semana desde que fui a la casa de mis padres. Matt me prohibió tener alguna comunicación con mis padres lo cual lo entendí desde su posición como novio. Todavía no le había contado de mi enfermedad y el miedo a que Andre le contará algo me tenía con ansiedad todo el día. Tenía que contárselo hoy.
— ¿Le contarás hoy? — preguntó Heyley.
— Si, no puedo más con la incertidumbre — me frote la cara —. Tengo miedo.
— Tranquila, sabes que cualquier cosa que pase me llamas y estaré en menos de cinco minutos — me dio un abrazo.
— Gracias.
— ¡Qué odiosa! — Hayley puso los ojos en blanco —. Dan asco.
— ¿Qué? — mire a su dirección y frunci el seño —. NO.
— Si.
— Noo.
— Si, créelo reina.
Eran Bart y Phoebe, estaban juntos. Y cuando digo juntos es muy juntos, había escuchado un comentario que estaban de novios pero no lo podía creer. Eran el uno para el otro.
— Te está mirando — me susura Heyley.
— Qué mire si quiere.
— No puedo creer que se haya metido con Phoebe para darte celos.
— No me importa, hacen una magnífica pareja juntos.
— ¿Qué harás hoy? — me mira con una sonrisilla.
— Tengo miedo de responder.
— Vi un vestido magnífico y...
— Okey, no gracias.
— ¡Bea!
— Ir contigo de compras es una invitación a sufrir horas para que escojas un vestido — la mire sin ganas —. Para la próxima.
— Solo iremos por ese vestido, lo prometo.
— No.
— Porfi, porfí, porfí...
— Ya, bien.
— ¿Iras?
— Solo un vestido y listo — le advertí —. Si empiezas a divagar por otras cosas me largo.
— ¡Lo prometo!
Al tomar mis últimas clases Heyley me esperaba en la entrada de mi clase. No paraba de hablarme de lo lindo y sexi que era el vestido y demás. Ya estaba por llenarle la boca con papel, al abrí la puerta de su auto escuché una voz escalofriante me llamó. Nos volteamos con Heyley a la vez y me sorprendo al ver al padre de Matt en frente de mi.
— Buenas tardes, Beatriz — dijo con voz neutra.
— Señor Mikaelson — dije como saludo.
— ¿Puedo tedirte un poco de tu tiempo?
— Bueno yo...
Mire de reojo a Heyley que asentó con la cabeza y miro con miedo al padre de Matt. Era normal, yo también le tenía miedo.
— Claro que si — dije educada.
— Por favor.
Me señaló a su chófer que tenia la puerta hubiera por mi. Contrario a lo que yo pensaba en el auto se mantubo en silencio, un silencio incómodo hasta que llegamos a su casa. Era la segunda vez que la veía pero era sombroso lo magnífica y intimidante que se mostraba. Al entrar me indico que lo siguera a su despacho por las escaleras.
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La vida no es de color rosa[+18]
RomanceBeatriz con tan solo dieciocho años, se entera que tiene cáncer. Sin tener algún plan o deseo, decide vivir su vida como la de cualquin adolecente sin que se entere nadie de su enfermedad menos su mejor amiga, Heyley. Una noche es arrastrada por Hay...