○Ajuste de cuentas○

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Aquella situación era algo... extraña.

Para ese momento, su mente no podía entender lo que estaba sucediendo; no obstante, sus sentidos se pusieron en alerta tan pronto como sintió un dolor punzante en su cabeza, que le sirvió para comprender que su vida corría peligro una vez más.

Siendo una sensación bastante similar a la que manejó su criterio durante esas tantas veces en las que trabajo como la mano derecha del Lord de sombrero oscuro.

Rápidamente, empezó a examinar con su vista el entorno que lo rodeaba, buscando una posible explicación de lo que estaba sucediendo.

No obstante, lo único que hayo fue oscuridad, por lo que impulsivamente pensó en utilizar sus brazos, topándose con la amarga sorpresa de que sus muñecas habían sido fuertemente amarradas en su espalda, haciendo juego con sus tobillos, los cuales estaban igualmente amarrados  con una soga que le estaba empezando a cortar la circulación; todo esto mientras se encontraba tirado en el piso frio de una habitación, acallado por una cinta que le impedía hablar con libertad.

Oh no, conforme más se fijaba en su situación, más baja estaba su moral gracias al sentimiento de ser una presa indefensa; secuestrado y sin saber porque.

No obstante, no se iría sin pelear.

Es así su mente empezó, tan rápido como pudo, a buscar posibles soluciones para salir de ese aprieto.

Poco a poco sus recuerdos fueron rebobinando, con intensiones de encontrar una posible explicación para semejante problema.

Uno por uno, cada recuerdo fue pasando por su cabeza hasta que finalmente cayó en cuenta de que lo último que había hecho era ir a la casa de su vecina Cecilia, porque ella estaba teniendo problemas con su cámara.

Sin embargo, el pequeño viaje a través de su memoria fue interrumpido tan pronto como las luces de la habitación donde estaban fueron encendidas, siendo acompañadas por el sonido de las pisadas de dos personas.

Perfecto, los anfitriones habían llegado.

Y la sorpresa se marcó en su rostro, tan pronto como este se percató de la identidad de uno de sus captores.

Cecilia.

Inevitablemente, Flug no supo cómo sentirse al ver que la pelirosa  avanzaba hacia él, con un rostro sonriente, caminando al lado de un hombre alto, musculoso y pelirrojo, que a diferencia de ella, se notaba molesto por razones que desconocía.

- Que bueno verte despierto, Flugy...- Soltó aquel comentario cuando ya se encontraba justamente en frente de su invitado, mirándolo de forma satisfecha, puesto que su plan había transcurrido exitosamente hasta los momentos.

Fue entonces que la fémina se agachó para ver mejor al contrario, tomándole de los cabellos para que terminaran mirándose cara a cara.

- Al parecer mi nuevo perfume somnífero fue lo suficiente bueno para que cayeras rendido; tan pronto como oliste esa encantadora fragancia de lavanda caíste al piso como un peso muerto.- Celebró de forma cínica a la vez que su acompañante hacía caso omiso a esa conversación, empezando a mover unas cosas detrás de la muchacha.

Luego de escuchar semejantes declaraciones, por más sorprendido que estuviera Kenning supo que Cecilia nunca fue su amiga de verdad.

Pero...¿Por qué? ¿Por qué jugar con su confianza de esa forma tan descarada?

- Entonces...¿Qué tal? ¿Cómo te sientes?- Preguntó con una enorme sonrisa en sus labios, mientras miraba atentamente cada detalle en el rostro decepcionado del rubio, a lo que este tardó unos segundos en contestar.

°Destinado a estar juntos° (Paperhat) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora