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Al día siguiente a la hora de la cena, ambos rubios se presentaron en la puerta de la residencia Bridge.

—Escuché que Lord Bridge no vive aquí, que aún vive en su casa de soltero para que sus hermanos y su madre puedan vivir aquí sin preocupaciones— le dijo Sky mientras tocaba el timbre.

—Parece que lo has investigado— murmuró de mala gana Stella, la verdad es que no quería venir, pero ya le había dicho a Bloom que lo haría así que no podía retractarse.

A decir verdad, Sky había jugado un poco a espaldas de Stella, esa noche, cuando saco a Avalon Berserker y quedaron Bloom y él solos, le había dicho que jugarán a estar comprometidos, él iba a cortejarla para así atraer a más hombres interesados y ella le ayudaría a él a quitarse el peso de que pensaran que tenía un compromiso con la rubia que veía como hermana. Por eso es que le había sorprendido un poco la visita de Lord Bridge, pero el hombre se había limitado a agradecerle por según su hermana, ayudarle con un pretendiente insensato, claro sin mencionar que había sido Berserker.

Stella le sugirió que llevara flores para las mujeres Bridge, como una muestra de su gratitud por la invitación, él muy obediente le había hecho caso y había comprado las flores que ella había elegido, porque Stella siempre tenía razón, así que supuso que está vez no sería la excepción.

El mayordomo los atendió y los guío hacia el salón. Dónde la familia Bridge estaba peleando y jugueteando entre ellos, Sky observó a Bloom, una diosa con ese vestido de seda lila, con otra de sus amplias sonrisas en su cara. Habría sido una vista deliciosa si Stella no le hubiera dado un golpe con el codo para que reaccionara.

—¡Duque!

Sky levantó la mirada para ver qué Bloom ya se había dado cuenta de su presencia. Sky asintió, un poco desubicado por la efusividad.

—Señorita Bridge.

—¡Stella!— dijo de pronto ella, acercándose a la joven rubia y para sorpresa de sus hermanos, excepto Riven, abrazarla como si ya se conocieran —¡Qué alegría verte!

La vizcondesa salió de entre sus hijos y les sonrió —¡Vaya! Dos duques en esta casa, ¿Quién lo diría?— dijo eufórica —Es un placer verles.

Sky beso la enguantada mano de la madre Bridge con una sonrisa, Stella pensó que nunca lo había visto sonreír tanto.

—Les he traído unas flores— dijo por fin, mostrando tres ramos de rosas rosas y Brandon le dio una mirada a Stella que ella no devolvió —Estas son para la señorita Bridge— le extendió uno de los ramos a Bloom —Este para la pequeña Miele— la niña lo miró con ojos alegres y sonrió tomando el ramo —Para usted— dijo extendiendo las flores hacia la matriarca.

—¿Para mí?— dijo sorprendida Lady Bridge —¿Esta seguro?

—Claro que si, Stella me ha dicho que sería un presente agradable ya que nos han invitado a cenar— la vizcondesa miró a Stella con aprecio.

—No se que decir...

—Di, gracias— le susurro Bloom.

—Gracias.

—No hay de qué, de hecho, su propio hijo me ha dado la idea— Stella le lanzó una mirada mordaz a Lord Bridge que se mantenía alejado de los invitados —Mi madre quedó fascinada con las flores que llevo para ambas.

Lady Bridge le lanzó una mirada sorprendida a su hijo y sonrió, Brandon intentaba que lo tragara el sillón, ya vería esa mujer.

—Es verdad, no había visto a luna tan feliz desde hace tiempo.

Bloom volvió a mirar al duque de Montessori, y comprendió que sería una absoluta tonta si no se enamoraba de él.

Pero su hermano se puso de pie y camino hacia el duque con apremio.

Los BridgeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora