Then the THUNDER (Parte 1)

20) Unexpected Visit

Por los pasillos del ala médica de aquella agencia que organizaba a los héroes, caminaba Red Thunder con una canasta de regalo, llegando hasta la habitación de Wilbur, abriendo la puerta sin tocar.

— Oh, señora Wong. Lamento entrar sin tocar. Me enteré de lo que ocurrió con Scoville y vine a dar mis buenos deseos.— Dió un paso al frente para dejar aquella canasta de regalo sobre una mesa de la habitación.

Después, abriendo más la puerta, detrás de él entraron un par de hombres con varias cajas de regalo.

— ¿Qué? ¿Qué es todo esto? — Cuestionó la madre de Wilbur, extrañada por aquellos regalos.

— Solo un pequeño presente para Scoville. Espero que se recupere pronto. En cuanto esté mejor físicamente, debería abrir esto.— Saca de su bolsillo un sobre para dejarlo junto a la canasta.

— Yo... No se... Gracias. Muchas gracias.— La madre de Wilbur no sabía que decir, por lo que se limitó a solamente agradecer.

— Me retiro por ahora. Y espero se recupere pronto. Cualquier cosa que necesiten para su recuperación, estaré encantado de ayudar.— Red Thunder salió de la habitación junto a los hombres que fueron con el, cerrando la puerta detrás de ellos.

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A un costado de la carretera, una pequeña vivienda junto a un granero bastante grande y varios campos de cultivo, llega volando un joven de cabellera castaña.

— ¡Mamá! ¡Papá! ¿Cómo están? — El joven llevaba consigo una caja de donas mientras pasaba la puerta de entrada.

— Charles. Hola, hijo.— Un hombre de edad avanzada, canoso y un poco más grande que aquel joven se acerca a darle un abrazo.— ¿Cómo has estado?

— Bien, papá. ¿Qué tal ustedes?— Preguta dejando de lado aquella caja de donas y correspondiendo al abrazo.

— Estamos bastante bien, mi niño.— Llegó una mujer mayor en silla de ruedas con ellos. Acercándose para después ponerse de pie con bastante esfuerzo.

—Mamá. No tienes porque levantarte.— La sujeta de las manos con gentileza y cariño.

—Tonterías. Quiero abrazarte como se debe, hijo.— Lo abraza con bastante fuerza.— Te extrañé mucho, hijo.

— Vino a vernos hace tres días, amor.— Respondió el padre de Charles mientras tomaba asiento en el comedor.

— Es muchísimo tiempo. Debería venir más seguido.— Respondió su madre en un tono mezclado entre broma y berrinche.

— Me gustaría Mamá. Pero estoy algo ocupado con el trabajo.— Se separaron de aquel abrazo para después ayudar a su madre a sentarse de nuevo en la silla de ruedas.— ¿Quieren salir a algún lado?

— A dónde sea está bien. Con verte estoy más que contenta, bebé.— Responde su madre.

— Mary, tiene más de treinta. Ya está muy grande para decirle bebé. —

— Siempre va a ser mi dulce y pequeño bebé, Joseph.—

— Bien dicho, ma. Ponlo en su lugar.— Se ríe un poco mientras le da un pequeño golpecito en el brazo a su padre.

Su padre se ríe tomándolo del cuello para pasarle el nudillo por la cabeza.

— ¿Te revelas? ¿Qué pasó con la hombría unida? —

Al final, terminaron viendo unas cuantas películas en casa, ambos padres disfrutando la compañía de su hijo.

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