Introducción

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Era común verlos pelear, Roronoa Zoro y Vinsmoke Sanji siempre discutiendo por el más mínimo detalle o por la mayor estupidez. Pero, esta vez, las peleas habían aumentado tanto en intensidad como en cantidad. Parecían estresados, a simple vista no se sabría decir quién era el más molesto.
La mayoría de sus amigos no tenía idea a qué se debía este cambio de ritmo, después de todo, aunque se la vivían discutiendo, todo el mundo sabía que ese par se amaba con intensidad, incluso, muchas de sus peleas iniciaban por quién quería más al otro. Todo aquél que los conociera sabía que su dinámica era discutir par terminar como un par de tórtolos, siempre risas, besos y diversión, siempre caricias y romance.
Sin embargo, esta pelea parecía ir muy en serio.
Roronoa y Vinsmoke, la pareja que llevaba ya casi dos años junta se había separado sin remedio aparente. La razón en realidad sólo ellos la conocían, pues ninguno de los dos le comentó nada a sus cercanos además de que aparentemente habían terminado.

Ninguno lloró frente a nadie, Zoro se dedicó a entrenar el resto de la tarde, y Vinsmoke simplemente se fue a su casa a tomar una ducha, como si lo que pasó no les importara en lo absoluto.

Pasaron días sin saber nada del otro, ninguno de los dos hizo el mínimo intento de buscar o intentar contactar al otro, incluso Roronoa se deshizo de su celular, pues únicamente lo tenía para comunicarse con el rubio, y ahora que no era su pareja sólo sería una distracción.

Vinsmoke miraba el techo de su cuarto, tirado en la cama y pensando si todo lo que se habían dicho estaba bien... O si, definitivamente estaba harto, pero aun así, extrañaba a Zoro.
Negó con la cabeza un par de veces, él no debía ir a pedir perdón, si alguien lo hacía era Zoro, por todas las cosas hirientes que le dijo la tarde de "la gran pelea".
Sanji se dio la vuelta para acurrucarse en su cama, mientras abrazaba una camisa negra, y si, la primera lagrima después de tres días por fin resbaló.

Por su parte, Zoro estaba en la cocina de su hogar, bebiendo un trago de sake qué tenía en su refrigerador y observando fijamente un cuadro qué tenía en la barra de la cocina.
No había ruido, estaba tan callado que Zoro podía casi escuchar sus pensamientos mientras miraba aquél retrato.
Lo tomó y miro con detenimiento, esto sin cambiar la expresión de su rostro. Deslizó sus ásperos dedos por la madera del cuadro, y luego los resbaló hasta la fotografía, repasando el contorno de la ceja de su coprotagonista, puesto que en la foto aparecían dos personas, él y... Ahora su ex novio.
Zoro suspiró y dejo el cuadro donde estaba, lo miró unos instantes más y se dio la vuelta para seguir bebiendo. ¿Había estado bien la manera en la que habían terminado? Sinceramente, no sabía porque había dicho tales cosas esa noche... Pero lo hecho, hecho estaba, y no podía cambiar el pasado.

¿Acaso alguno de los dos abandonaría su soberbia y se dignaría a visitar al otro para intentar arreglarlo todo? ¿O es que los dos eran exactamente igual de inmaduros y creían que no tenían la culpa?

Posiblemente la última era la realidad, pues Zoro, por muy dolido que estuviera y por mucho que pensara en el rubio, no tenía la mínima intención de ir a disculparse. Y por su parte, Sanji estaba tan triste que eso jamás pasó por su cabeza, él sólo podía repetir el escenario de la ruptura una y otra vez en su mente.

Agotado cada uno en su cuarto maldijo la tarde en que conoció al contrario, y afrontó su nueva y cruda realidad como creyó conveniente, Zoro se dedicaría a entrenar y daría vuelta a la pagina, Sanji lo sufriría en soledad unos días, después volvería más empoderado que nunca...

El único problema que tenían, era que por sus relaciones se verían casi diario...

Terminar con quien creíste el amor de tu vida y que el mundo aseguraba la persona con la que pasarías el resto de tus días... Definitivamente iba a ser algo complicado.

Estúpido Romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora