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El deseado miércoles por fin llegó.

El rubio había concluido su turno en el restaurante y se estaba cambiando en el baño de empleados, no era una cita ni mucho menos, sólo iban a hablar...
En realidad el marcarle había sido algo que estuvo meditando todos esos días, y es que no podía dejar pasar lo ocurrido en el picnic, había algo dentro de él que se encendía sólo con Zoro...
-Tal vez es cáncer - pensó, negado a aceptar lo que sentía.

Sanji se puso pantalones de mezclilla y tenis blancos, arriba un suéter de rayas horizontales color gris y blanco, con sello de solapa. Se miró al espejo y se colocó un par de anillos que siempre llevaba, excepto en el anular, como era su costumbre. Después de sonreír un poco por el cómo lucia, tomó su mochila negra y la colgó en un brazo.

Respiró hondo, sentía un gran nerviosismo por ver a Zoro, justo como el que tuvo el día previo al picnic y el que tuvo cuando decidió llamarle. Sin embargo, sus dudas se fueron cuando vio la motocicleta negra con toques plateados del moreno, que ronroneaba al estacionar.

-No me voy a subir en esa mierda - fue lo primero que le dijo analizando el vehículo en vez de saludar.

Zoro se quitó el casco y sacudió un poco su cabeza. El tenía pantalones negros ajustados con un cinturón, una polera, botas y guantes negros, y encima una chamarra de cuero café con cuello afelpado.

-¿Qué? ¿Por qué demonios no? - preguntó sin sorprenderse por el lenguaje del rubio, lo conocía perfectamente como para saber que ese era su vocabulario habitual -. Te has subido mil veces antes.

-Mierda, pero eso fue antes, yo creí que traerías auto, por eso accedí a que tu vinieras - dijo como si fuera obvio mientras se cruzaba de brazos.

El moreno rodó los ojos, apenas y había llegado y ya estaban discutiendo, pero incluso con eso, algo en él se sentía realmente cálido.
-Carajo, sube de una buena vez. Te subías incluso en la prepa, y ahí no éramos nada, que te subas a mi moto no significa nada.

-¡Todos los que se suben a esa mierdera moto se terminan besando contigo! - dijo con las mejillas rojas, como si no hubiera besado antes a Zoro y ahora esto le apenara.

-¡Ay, por favor! - exclamó hastiado y mirando al cielo -. Numéro uno: no es una puta película cliché, no me jodas. Numéro dos: tu y yo nos besamos mil veces, así que no lo digas como si te avergonzara o diera asco. Y número tres: eres el único idiota al que he subido a mi moto.

El rubio hizo un puchero y miró a otro lado avergonzado y totalmente desarmado.
-Bien, quítate - le ordenó mientras se subía atrás de Zoro con cuidado, casi sin querer tocarlo, como con miedo de que si se relajaba demasiado volviera a... ¿Enamorarse? Negó con la cabeza olvidando ese pensamiento.

-Toma - Zoro se giró un poco y le puso su casco sin preguntar en la cabeza, sorprendiendo al rubio.

-¿¡Qué mierda?! -exclamó cuando ya fue muy tarde y lo tenía puesto.

-Abrochalo - le indicó mirando de lado, y pisando el pedal, haciendo que la moto se encendiera con una rugido.

Sanji de mala gana aseguró el casco y se sujetó de la agarradera para el pasajero que se encontraba atrás, un poco nervioso ya que nunca se había tomado de ese lugar pero ni en sueños iba a abrazar al peliverde de nuevo... Incluso aunque se sintiera realmente bien al hacerlo.
Zoro al notar esto avanzó lentamente y luego frenó de golpe, dos segundos después arrancó más rápido y frenó otra vez, haciendo que el agarre del rubio fuera inútil ya que su cuerpo chocaría con el de Zoro y se viera obligado a sujetar lo de la cintura.
Sanji frunció el ceño por la acción de Zoro, y el peliverde con media sonrisa, ahora teniendo al rubio a aferrado a él, comenzó a avanzar.

Estúpido Romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora