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¿Por qué demonios habían aceptado?

Zoro no podía creer que fuera tan fácil de convencer, así que, sin muchas ganas, se visitó el día de la gran fiesta de Luffy. Se puso camperos negros, botas del mismo color, y una camisa blanca con líneas negras.
No estaba muy entusiasmado, pero, se miró al espejo y suspiró, luego negó con la cabeza y se señaló a sí mismo.

—Esto es por Luffy.

Dijose mirándose fijamente, sabiendo que iba a ser difícil pero, como había dicho Luffy, podía ignorarlo, además, no se trataba de ellos, se trataba del mejor chico de todo el mundo.
Tomó su motocicleta y se encaminó.

Por su parte, Sanji no sabía qué ponerse.
Ya había dicho que no iba a pensar en el peliverde, había sido su último baile y ya no iba a preocuparse por nada que tuviera que ver con Zoro, no le iba a hablar, no lo iba a ver, no lo iba a saludar. Había borrado todas las fotos que tenía en su teléfono la noche anterior, había borrado el contacto, borró todas las conversaciones que tenían por chat, y se deshizo de todas las cosas que le recordaran a él, este era el adiós definitivo, después de todo, no necesitaba un novio, no tenía que estar acompañado... Este era su verdadero empoderamiento. ¡Basta de falsas alarmas! ¡Era su momento! Iba a dejar de llorar por él. De hecho, para Vinsmoke Sanji ya no existía ningún Roronoa Zoro.

Encendió la televisión con el propósito de que hubiera algo de ruido mientras se vestía, en ese momento había un partido de americano, en realidad no era fan del deporte pero lo dejó porque tampoco le interesaba escuchar algo en específico.
Se acercó a su guardarropa, se paró en frente con los brazos cruzados y se puso a pensar en qué se iba a poner, sabía que la fiesta de Luffy no era para nada formal, pero tampoco quería ir desarreglado; posiblemente el cumpleañero estaría de bermuda, pero él quería vestirse bien.
Finalmente se decidió por un pantalón mezclilla claro, un cinturón de hebilla plateada, una playera blanca fajada, y una chaqueta de cuero café.
Mirándose al espejo convencido de la ropa casual que había elegido, asintió y se perfumó, luego bajó por un refractario y el regalo de Luffy y así, subió a su auto.

Cuando Sanji llegó ya había mucha gente, el lugar ya estaba encendido, un gran ambiente.

La fiesta había sido planeada para que iniciara a las siente en punto. Sanji llegó quince minutos pasadas las siete, para que no fuera el primero en llegar pero tampoco llegar muy tarde, sin embargo, ya había un mundo de gente para esa hora.
El blondo sonrió al ser consciente de que su amigo era tan dulce y amigable como para tener a toda esa gente reunida sólo para celebrarlo a él.

Luffy sonriente llegó a recibirlo y saltó sobre Sanji después de gritar su nombre, el rubio se tambaleó, no podía corresponder al abrazo ya que tenía el refractario en una mano y en la otra el regalo del monito.

—Hey, feliz cumpleaños — dijo en voz baja y con media sonrisa, siendo estrujado por el abrazo tan fuerte del menor —, ¿ya me sueltas?

—Shishi, pensé que no vendrías — respondió mientras se separaba y observaba a su amigo. Luffy efectivamente iba de bermudas y sandalias.

—Ahora sujeta esto — dijo el mayor ignorando lo que había dicho Luffy, dándole el presente y el contenedor de comida que tenía una deliciosas chuletas con piña y cebolla recién hechas; al chiquillo le salivó la boca —, tu regalo y tu comida, compártelo con tus hermanos —ordenó el rubio sonriendo un poco por la gran sonrisa y cara de ilusión qué tenía el cumpleañero —. Y ahora es mi turno —. Sanji ni esperó respuesta y abrazó al menor que no podía responder al abrazo, acurrucándose un poco en su cuello y cerrando sus ojos, dejando salir todo el cariño que le tenía al chiquillo —. Felicidades — susurró.

—Gracias, Sanji — respondió el menor con una sonrisa, sintiendo el cariño de las palabras y la sencillez de sus actos.

Al separarse los dos sonrieron y el menor le indicó donde estaban sus demás amigos y donde había bebidas. Sanji asintió y le revolvió el cabello, luego, Luffy fue a dejar su comida y regalos a la cocina, evitando que todos probaran lo que le habían preparado de cumpleaños, y empezando a comerlo también, olvidando que debía compartir con su familia.

El rubio encontró a su grupo de amigos rápidamente, no estaban todos juntos, Nami, Franky y Robin estaban juntos, le dijeron que Usopp estaba conversando con  su novia; Brook y Vivi en algún lado bailando con Yamato, en cuanto a Jinbei, Carrot y Chopper, no sabían nada de ellos.
Pero, parecía no importar mucho, porque la fiesta apenas iniciaba y tendrían mucho rato para conversar, bailar y reír con el resto, ahora lo que importaba era que estaban juntos y podrían conversar un poco.

Sanji sonreía animadamente e intercambian palabras con las dos mujeres, estaban sentados en dos sillones grandes, Sanji y Nami en uno, y en el otro que quedaba perpendicular al primero, Franky abrazaba por los hombros a su esposa sin ser muy consciente de la conversación y prestando más atención a la belleza que tenía a lado y a su soda que tenía un sabor de lo más super.

Aproximadamente diez minutos después, en la puerta apareció Zoro, y lo primero que hizo fue buscar al anfitrión, cuando lo encontró gritó su nombre con una sonrisa en la cara, y Luffy gritó el del peliverde de igual modo. Se abrazaron fraternalmente y Zoro le revolvió el cabello amistoso.

—Feliz cumpleaños —le dijo con una gran sonrisa mientras le entregaba su obsequio.

—¡Muchas gracias, Zoro! —respondió alegre mientras tomaba la caja.

Se saludaron emotivamente y conversaron un poco sobre lo grande del evento, luego Luffy le señaló a Usopp que andaba por ahí con su pareja para que fuera con él mientras guardaba sus obsequio y saludaba a los invitados que recién llegaban.
Zoro asintió y se aproximó a la pareja que estaba riendo en ese instante. Usopp le saludó efusivo y Kaya le sonrió amable, también recibiéndolo con cierto entusiasmo pero menos llamativo que el de su novio.
Zoro preguntó por el resto de los chicos, queriendo proporcionales un poco de privacidad, sabiendo que en momentos como esos lo que más quería una pareja era seguir riendo en compañía mutua nada más.

—Yamato estaba en la pista, creo que Carrot acababa de llegar y mira, por allá está Franky con las chicas — señaló el narizón por último para volver a prestar atención a su chica.

Zoro dirigió la mirada a donde estaba Franky, lo ubicó rápido por la cabellera azul, notó a su lado a su esposa, y en el otro sillón estaba Nami, supuso por su tono de pelo. Asintió en agradecimiento a Usopp y se empezó a acercar a ellos, no tenía muchas ganas de bailar.

Sin embargo, se paralizó cuando avanzó y notó a una persona que no había visto al inicio. Su cabello dorado brillaba con las luces naranjas y rosadas neón de la fiesta; su cintura definida con esa playera y el pantalón entubado remarcándola más; sus labios cereza con esa paleta de dulce que comía en espacios cerrados en vez de su tabaco; y por supuesto, esa hipnotica ceja de espiral.
Zoro quiso huir de ahí.
Negó con la cabeza varias veces y buscó con la mirada a Yamato qué efectivamente estaba en la pista junto a Brook y Vivi. Se acercó a ellos, no quería ver de nuevo a ese hombre... A ese hermoso hombre...

Zoro bailó un rato con sus amigos después de saludarlos, obviamente no estaba en sus planes que lo primero que haría era bailar pero no le quedaba de otra, si iba a sentarse con Franky y los demás, tendría que ver al rubio, y por alguna razón, le había dado un vuelco al corazón cuando lo miró, ¿habrá sido esa sonrisa petulante? ¿O ese glamour insoportable? ¿Quizá esa sensualidad tan odiosa?
Zoro negó con la cabeza y se disculpó con sus amigos, tenía que usar el sanitario.

El peliverde se echó agua a la cara y frotó su rostro, lo sentía caliente.
Se miró al espejo y negó con la cabeza.
—¿Qué te está pasando? — susurróse poco antes de salir del baño.

Habían pasado tres horas desde que la fiesta había iniciado y unos veinte minutos desde que Zoro abandonó el sanitario.
La fiesta se veía para largo durar.
Para entonces Yamato y Zoro bebían en la isla de la cocina, Brook continuaba bailando pero ahora con Jinbei y Chopper, y Vivi se había acercado al grupo del sofá.
Zoro brindó con Yamato un par de veces hasta que se acercó Ace y se unió a ellos con una gran sonrisa.
Conversaban sobre Luffy mayormente, o eso hasta que algo captó la atención de Zoro y se levantó sin dar explicaciones...

Estúpido Romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora