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Ha pasado un mes exacto desde que terminaron, treinta y un días y contando.

Zoro había salido con Luffy, próximamente sería cumpleaños del pequeño de sombrero de paja, y este estaba organizando una enorme fiesta en su casa, sin duda alguna iba a ser un reventón.

—¿Cómo que no vas a ir? —le preguntó Luffy a Zoro plantando sus manos en la mesa sorpresivamente —¡Zoro, no es pregunta! ¡Tienes que ir!

—No lo sé, Lu, no quiero arruinar tu cumpleaños y es que las cosas con el cocinero y yo... Bueno, no han ido demasiado bien —frotó su cabeza.

—¡¿Y eso qué importa?! —exclamó el muchacho sacándole una media sonrisa al contrario —¡es mi cumpleaños! ¡No puedes faltar, no tienes permiso de faltar!

—Luffy... —inició Zoro pensando bien en lo que diría —, si voy podría terminar pasando lo que pasó el jodido día de picnic, todo fue tenso e incómodo y...

—¡Pues no lo saludes! — propuso el menor haciendo puchero —, no tienes que saludarlo, sólo evítalo... Va a haber mucha gente, además, ya están grandecitos como para andar peleando por todo...

—Lu...

—¡Eres mi mejor amigo, tienes que ir! —dijo esta vez en tono de súplica, Zoro no pudo hacer más que suspirar y asentir, no le quedaba de otra, Luffy era como su hermano, no podía fallarle, le era completamente leal y le era difícil decirle que no... Incluso aunque el idiota de su ex estuviera involucrado.

Luffy se sintió feliz, y después de discutir con Zoro, se dispuso a comer lo que el camarero les había llevado, contentísimo de que todos sus amigos fueran a su gran fiesta, había invitado a media ciudad y sin exagerar, pues el muchacho conocía muy bien a todos, y le sacaba una sonrisa a la mayoría...

Se la paso el resto de la tarde organizando y planeando lo que haría en su gran fiesta, en realidad no era del tipo planificador pero le emocionaba el hecho de tener a tanta gente que quería reunida para su cumpleaños 20. Estaba anotando ciertos adornos qué le encargaría a su hermano Ace que comprara cuando se dio cuenta que estaba cumpliendo 20...a esa edad sus mejores amigos habían iniciado su noviazgo.
Alzó las cejas sorprendido de lo rápido que volaba el tiempo, habían pasado dos años desde entonces... Y ahora... Ahora habían terminado.
Suspiró un poco triste, él había pensado que cuando tuviera 20, sus amigos estarían felices y juntos, y quizás él encontraría a una persona especial, chico o chica, no le interesaba demasiado, y para ese momento tendrían citas dobles o cosas como las que decía Sabo sobre los libros románticos... Pensaba que cuando cumpliera los 20, sus amigos ya hasta vivirían juntos. ¡Qué vueltas daba la vida!

Sin duda alguna, Zoro y Sanji no habían sido los únicos afectados, Luffy quería que fuera todo igual, quería ver a sus amigos sonrientes de nuevo, tenía tanto que no se reía a carcajadas con Zoro, y eso que antes era tan fácil que ocurriera. Tenía tanto que Sanji no lo invitaba a comer a su casa, ahora se la pasaba viviendo en el restaurante. Tenía tanto que no veía una publicación de Sanji en Internet sobre lo mucho que quería a Zoro, tanto tiempo que no los veía juntos... Tanto que no escuchaba sus pleitos, que no se enamoraba del amor...
Zoro y Sanji lo habían hecho creer en el amor, porque si, peleaban y decían odiarse, pero Luffy estuvo presente el día que Zoro confesó tener sentimientos por el rubio, y fue testigo de cada paso que dio su mejor amigo hasta conquistar al blondo. Supo que Sanji había estado enamorado del peliverde años atrás, y también notó la emoción que había en su mirada durante el cortejo. Le hizo feliz el tiempo que tenían citas, le hizo feliz la declaración, le hizo increíblemente contento cuando se anunciaron como pareja oficial... Siendo un simple expectador, pero sintiendo todo el amor como si fuera propio.

Luffy negó varias veces con la cabeza y siguió anotando lo que quería que Ace comprara, sabiendo que no todos tienen un final feliz pero... Pero los recuerdos siempre estarían ahí, y si sus amigos habían decidido separarse era por algo...
Aunque, a decir verdad, no entendía muy bien el porqué, ninguno de los dos había contado la razón de la ruptura, sólo ellos la sabían.

En eso llegó el pecoso hermano del más chiquito que se emocionó al verlo y le llamó por su nombre. Ace le saludó de vuelta.

—Por cierto, hablé con Sanji, estaba en la tienda — explicó —, dijo que no vendrá a tu fiesta el fin de semana.

—¿¡Qué?! —Luffy frunció el ceño y tomó su celular lo más rápido que pudo, sonaron dos toquidos y el blondo contestó la videollamada.

—¿Diga ?

—¡Vinsmoke Sanji! ¿Por qué no vas a venir a mi fiesta? —preguntó irritado el de sombrero de paja y notandose en su voz la ira y tristeza. Ace negó con la cabeza divertido y tomó la lista de compras de Luffy para salir de nuevo —. ¿Ya no me quieres? —agregó el menor con voz dulce y haciendo un puchero, sabiendo que Sanji tenía una debilidad con él, ellos dos eran inseparables. Luffy decía que no tenía favoritos, pero si había uno, era Sanji.

—Mira, mono de goma, no juegues conmigo, sabes que te quiero, no me vengas con tus mierdas —la voz del rubio hizo sonreír a Luffy que lo miraba por la pantalla.

—Pero no vas a venir a mi fiesta, eso no es de gente que se quiere.

—¡Luffy! —le regañó el blondo, se veía el fondo lleno de verduras, el menor se imaginó que seguía en el trabajo, y estaba en lo cierto —, déjame terminar — Sanji suspiró, tenía puesta su filipina, si estaba trabajando.

—¿Estás en el restaurante? —preguntó el monito dejando que sus pensamientos salieran.

—¿Qué? ¡Ah! Si, estoy trabajando — dijo el rubio sin mucho entusiasmo.

—Deberías darte un descanso.

—No voy a ir.

—¡Pero Sanji! —se quejó con la misma voz chillona de antes — tu eres... Sanji — dijo en tono de súplica.

—Luffy, el idiota verde va a estar ahí, y yo... No tengo ganas de verlo.

—¡Ven!

—¡Que no!

—¡Me rehuso a que te rehuses!

—¿¡Qué mierda?! — el blondo suspiró y negó con la cabeza.

—Los amigos de verdad dirían que si... Además San... Porfi —dijo al final haciendo ojitos de cachorro qué conmovieron al rubio, hizo un gesto de disgusto pero Luffy sabía que estaba por caer —, eres mi protegido, ¿lo sabes?

—Bien, iré pero tienes prohibido usar eso por medio año — cedió al final el cocinero con un claro tono de molestia.

—¡Trato hecho! —La sonrisa de D. Monkey iluminó la sala de nuevo, siempre lograba su cometido, de un modo u otro lo conseguía.

—Tengo que irme, te veré el fin... Dios, no puedo creerlo —dijo suspirando y mirando mal al chiquillo que sonreía victorioso aún —. Te odio — dijo el rubio mirándolo con una sonrisa y le mostró el dedo medio.

—Shishishi, nos vemos — dijo el menor colgando la llamada.

Así, Luffy se dejó caer sobre la mesa en la que trabajaba con una enorme sonrisa. Quizás sus amigos estaban separados, pero, al menos, estarían juntos para su cumpleaños, acompañándolo, porque ambos, no importaba si eran pareja o amigos, eran importantes para él.

Estúpido Romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora