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Vinsmoke Sanji no era del tipo de personas que se la pasaban llorando por rupturas, pero esta en específico le había dolido bastante.

No lloró los primeros días, pero en el tercero se quebró, la nostalgia, el cariño, la soledad... Tantos sentimientos acumulados e inefables le hicieron romper en llanto.
Lloró hasta que quedó dormido.
El cuarto y quinto día prefirió no salir de casa y ahogarse en su tristeza y en películas de romance que sólo lo hacían llorar más.
Al sexto día ya iba a la tienda, aun con ojeras y rastros de agonizante tristeza en su rostro.
Para el séptimo ya estaba radiante como siempre, y al octavo ya sonreía y trabajaba como si nada hubiera pasado.
Sin embargo, aunque ya había dejado de sufrir o llorar de forma notoria, no significaba que había olvidado o enterrado todos sus sentimientos, es decir, ¿Cómo iba a borrar todo lo que vivió y sintió durante dos longevos años en una efímera semana? Era practicamente imposible, sólo un insensible lograría tal hazaña.

Sin embargo, Sanji no estaba dispuesto a llorar frente a nadie, ni sus amigos, ni mucho menos ese maldito que le causaba tanto dolor actualmente. Así que, empoderado como tenía pensado volver de la tristeza, comenzó a arreglarse, pues era el día... Tras doce días de la ruptura, había llegado el día en que volvería a verlo... Todo por culpa de su amiga Nami, si tan sólo no fuera tan fácil de convencer... ¡Pero no había tiempo para eso! Era momento de arreglarse, demostrarle que él no iba a apagar su brillo, prepararse para ver a esa persona que le causaba tanto conflicto y estar listo para actuar como fuera correcto.

Creía que no debía ser grosero con Zoro, pues él también había cometido errores - que no iba a reconocer obviamente -, además, aunque no habían cortado la relación en los mejores términos, creía que un caballero siempre debía ser educado... Tal vez la dinámica de discusiones cambiaría, pues ya no era lo mismo, pero también creía que sería algo incómodo una relación más profesional, y después de todo, no podía evitar tener que encontrarse con él, pues su círculo social era básicamente el mismo.

Suspiró, sabía que iba a intentar ignorarlo todo el día, hablar con él lo mínimo... ¿Pero iba a funcionar? Moría de nervios por saberlo.

Por su parte, Zoro también sabía que iba a ver al rubio, pero esto no parecía afectar la a la escala qué al contrario.

A diferencia de Sanji, Zoro en ningún momento lloró, ninguna lagrima había brotado de sus oscuros ojos a lo largo de doce días que llevaba la ruptura. Si, fue llamado insensible, pero la verdad es que Zoro no era muy expresivo en cuanto a su rostro o palabras, él era un hombre de acciones.

* * *

El lugar de encuentro era un parque, para ser más exactos un claro donde había múltiples mesas de madera con banquitas de tonos rojizos. El pasto verde y bien podado, una que otra flor se asomaba en las esquinas de las mesas qué había al rededor del lugar. De un lado, un camino te guiaba hacia una reja que te llevaba a la ciudad, y del otro, el mismo camino conectaba con los frondosos árboles qué te llevaban a una segunda salida, esta más larga que la primera.

Eran las tres de la tarde, la mayoría de los chicos ya estaban ahí.
Luffy, el pequeño amigo de básicamente todo el mundo, estaba sentado en el pasto junto con uno de sus mejores amigos, Usopp, y el más pequeño del grupo, Chopper.
En la mesa, colocando el mantel y sacando los refrigerios de la cesta, se encontraban la preciosa Nami y el recién llegado Sanji.
A la distancia saludaban Franky y su esposa Robin, quienes llevaban una hielera con las bebidas. Atrás de ellos venían Jinbei y Brook.
Todos saludaron a los cuatro que recién habían llegado, y con su presencia, solo faltaba el peliverde del grupo: Zoro.
Por supuesto que Sanji no era el único a la expectativa de qué es lo que ocurriría cuando él llegase.

Estúpido Romance Donde viven las historias. Descúbrelo ahora