Preámbulo

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110 después de la Conquista.

Sexta luna del año.King's Landing.

Los gritos cargados de agonía provenían de dos direcciones.

Su Majestad, la Reina Alicent, se encontraba en labor de parto de su tercer embarazo.

Mientras que la princesa Rhaenyra, a solo cinco meses de su boda, parecía haber entrado en un parto prematuro.

Ser Laenor Velaryon se encontraba sentado junto al Rey tomando una merienda mientras los sirvientes no paraban de correr agitados.

Laenor sentía la presión quemando su nuca. Rhaenyra le había pedido un heredero, uno solo para callar al reino, pero al parecer su mala suerte solo seguía en aumento.

Cuando un grito de Rhaenyra resonó en el lugar acompañado del poderoso rugido de Syrax, el Ser se puso de pie dispuesto a ir hacia su esposa.

—No vayas.—Dijo el Rey con calma.

—Está sufriendo.

—¿Crees que no lo sé? Es mi hija la que sufre...—Un largo silencio se instaló en el lugar.—Pero ese es su campo de batalla, es fuerte... Ya verás que el pequeño dragón sobrevivirá.

Laenor quiso golpearse mientras tomaba asiento y guardaba silencio mientras bebía té.

— Su Majestad, Alteza.—Lord Otto Hightower se hizo presente.—La Reina ha dado a luz a un niño, su majestad, felicidades, es un niño fuerte y sano.

El Rey sonrió pero aún así no se movió.

—Y su hija... La princesa Rhaenyra ha dado a luz a una princesa, casi al mismo tiempo.

—¿E-ella...?

—Está sana, enhorabuena.

Lord Mano, Ser Lyonel Strong se hizo presente.

—La Reina pidió que la princesa sea traslada a la misma recamara de descanso, su majestad, así pueden acompañarse.

El Rey sonrió satisfecho y junto a su yerno, El principe Laenor, se encaminaron hacia dicha habitación.

Mientras caminaban hacia el lugar Laenor sentía una opresión en el pecho, si aquella niña estaba sana y fuerte como Otto Hightower había anunciado solo habia una respuesta...

Mientras más se acercaban un grito retumbó las paredes, antes de que el Rey logrará llegar a la habitación de descanso la puerta fue abierta de par en par dejando en evidencia a la Princesa Heredera con los ojos desorbitados y las claras señales de que su trabajo de parto fue un momento agonico.

Laenor tomó a su esposa entre sus brazos, casi gruñendo ante la renuente actitud de la mujer.

—¿Qué sucede?

Rhaenyra miró de un lado a otro temblando entre los brazos de hombre y encogiéndose entre ellos.

—D-daemon.—Susurró unicamente en un secreto doloroso compartido entre ambos.

Laenor sintió la bilis subir por su garganta mientras la acomodaba sobre la cama del lugar.

La Reina Alicent sostenía un bebé entre sus brazos mirando a la princesa con seriedad.

— Oh, Ser Laenor, lo felicito, su hija es hermosa.—Dijo extendiendo el bulto, mientras tanto el Rey sostenía a su hijo.

Ser Laenor la tomó entre sus brazos notando a la bebé, su piel era tan palida que parecia perderse entre las mantas blancas, su cabello blanquecino adornaba su cabeza, su nariz finisima y sus labios rosados se movieron cuando dejó escapar un bostezo antes de abrir los ojos.

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