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27: Príncipe canalla

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Aemma acarició las escamas de Vermithor con cariño, pegó su cabeza contra el dorsal de la suya y suspiró.

Enviar a Alicent junto a su guardia, Ser Criston, y sus hijos a Essos fue lo más duro para Aemma.

La supervivencia de sus hijos era su única meta, su único alivio era que Lucerys tomó la misma decisión y sus familias navegaban juntos ahora, finalmente con aquello Helaena aceptó y dejó partir a sus hijos también.

Con los niños fuera del juego, finalmente, todo debería ir bien, ¿O no?

—Aemma.

Ella miró a su esposo con molestia.

—Vete.

—T-te puedo explicar...

—No me interesan tus excusas y no me interesa el tema en absoluto.

—Aemma...

—Estamos en una guerra y si solo te interesa follarte a tu amante deberías hacerte a un lado.

—No es así...Y-yo... no sé como pasó...

Aemma entró donde su consejo se reunía, Aegon y Helaena parecían tensos ante lo evidente.

—¿Hermanos?

—Su majestad.—Respondieron al unísono.

—Tengo noticias.—Dijo Aegon.—Daemon reunió un ejercito en Harrenhall, aprovecharon que su esposo se encuentra fuera para tomarlo.

Aemma suspiró.

—Iré yo misma.

Los jadeos colectivos la molestaron, aún así, no cambió de opinión pese a todas las justificaciones que dieron para que continue resguardada.

—Ensillen a Vermithor.—Ordenó mientras tomaba asiento en su silla.

—¿Si usted muere qué haremos?

—¡Pondrán a mi hijo en Trono entonces!—Sentenció, luego de unos segundos —Daemon no me hará daño.

—Ya lo intentó en una ocasión, su majestad.—Dijo Aegon.—¿Por qué sería diferente?

Aemma sonrió mientras bebía de su copa, frente a ella la serpiente marina asintió.

Él lo sabía.

—Su majestad tiene información delicada.—Dijo el Lord Mano.— Daemon no irá en contra suyo.

—¿Un mata sangre haría aquello?—Dijo Lord Grove.

—Si lo intenta tendrá que atenerse a las consecuencias de ser atacado por Vermithor, si yo muero él también lo hará y habrá caído la protección más grande de Rhaenyra.—Acarició su vientre, que había empezado a crecer hacía poco.

—Su majestad...—Intentó el Lord más anciano, Lord Manderly.

—Respeto sus opiniones pero ellos han tenido tres victorias que no permitiré.—Sentenció mientras sacaba la carta que su marido, Cregan, había escrito después de su ultima visita.—Mi esposo ha conquistado muchas tierras en mi nombre, su ejercito derribó a Danzarina Lunar y su jinete es traída a mi ahora.