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16: Matasangre

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Tengo un nuevo Fic en camino de Viserys, AHHHH

Aemma nació entre la hostilidad pero no fue hasta cuando creció que notó que no todos a su alrededor tenían buenas intenciones.

Aún así el primer amor nubla tus sentidos de una forma extraña, tanto así que nunca vió de donde venía el puñal.

"Los antiguos dioses y los nuevos dicen lo mismo... no hay hombre más maldito que el que mata a otro de su sangre."

Aemma nunca quiso ver correr sangre pero cuando el puñal estuvo en su garganta y el hombre que le prometió amor eterno no movió un dedo no le quedó opción.

No hubieron lágrimas ni lamentos cuando vió la traición plasmada en el invierno, pero si estuvieron presentes cuando Daemon Targaryen colocó a Hermana Oscura en su cuello.

—Lo siento, dulce niña.—Dijo Daemon mientras dejaba un beso en su sien. 

—Hazlo.—Dijo simplemente.—¿Qué tengo que perder más que mi vida?

Daemon se tensó, él mismo había rescatado a aquella joven de tempestuosas aguas solo para ser él mismo quien se la arrebataría.

Los ojos violetas de la joven estaban fijos en el hombre por el cual estaba ahí.

—Dime, Stark, ¿Dónde quedó tu honor?—Dijo la joven ignorando totalmente la espada que ya rasgaba su piel.

—Mi casa es fiel a la princesa dragón —Dijo simplemente con la mirada baja, Aemma carcajeó haciendo un movimiento ligero pero que ocasionó que un hilo de sangre corriera por su cuello.

—¿La princesa Dragón?—Se burló.— Tu casa perecerá en Fuego y Sangre por esto.

—N-no mentí cuando dije que te amaba.

—Claro, lobo.—Siseó con diversión.—¿Y tú, tío? ¿Te gustará tu nuevo apodo? Matasangre.

—¿Creías que permitiría que le arrebataran el derecho de Rhaenyra?—Dijo Daemon.—¿Que sería así de fácil robar lo que es mío?

—Creo que tenemos problemas, Daemon.—Dijo Aemma.—El Trono no es tuyo.

—Es de mi mujer.

—¿Y por qué dijiste que robaría lo que es tuyo?—Dijo con figida inocencia.

Rhaenyra entró en la habitación en la cual se llevaría a cabo su nombre de bodas.

Hacía unas horas vió un barco zarpar de Rocadragón rumbo a Desembarco del Rey y, junto a sus hermanos, iniciaron los preparativos para su boda con Cregan, el traidor.

Una boda Valyria que ella amó en su totalidad sin imaginar que luego del pequeño banquete compartido entre sus hermanos y los recién casados todo esto ocurriría.

Aemma se encontraba observando a Vaghar, Sunfyre y Dreamfyre partir cuando sintió el frío de una espada contra su garganta.

El pánico la embargó.

El susurro suave del príncipe canalla la hizo sonreir divertida.

Tonta de ella por no confirmar que en realidad partieron.

No gritó, no se agito ni se tensó, confiaba ciegamente en que Cregan, su esposo, llegaría a salvarla pronto.

No fue hasta que lo vió de pie en la puerta que su corazón se rompió en mil pedazos.